SABIDURÍA E INTELIGENCIA ESPIRITUAL. Un conocimiento que transforma

IV Foro de Espiritualidad de Alcoy, marzo 2014

Una visión personal

 

Alicia Martínez

 

Me gustó que etimológicamente saber y sabor tengan el mismo origen. En el diccionario que consulté dicen que el sabor parte de la lengua y sube al cerebro y que el saber hace el camino contrario, parte del cerebro y baja a la lengua para decirse.

 

Y es gracioso, porque yo creo que en este Foro, precisamente, todo el tiempo se habló de otra forma de entender el saber, la sabiduría, otra forma que diríamos está aún poco reconocida, considerada o tenida en cuenta, pero emerge porque es necesario e inevitable que lo haga.

 

Estos foros de espiritualidad están al margen de los congresos de la sabiduría oficial, la que sale del cerebro para llegar a la lengua, y son diferentes. En ellos la gente se sonríe mucho, hasta se abraza. Se respira una especie de complicidad o hermanamiento yo diría que implícito, porque todos sabemos qué es lo que nos convoca. En estos foros hay sobre todo apertura. No es necesario que los ponentes estén de acuerdo, ni hay discusiones ni disputas, en todo caso todo es complementario, yo diría que hasta se potencian unos puntos de vista con los otros, se enriquecen. Esto es la primera expresión de sabiduría, creo yo.  Así que podríamos decir que el foro en sí, ya es una fuente de conocimiento, de esta forma nueva o por el contrario, la más antigua, pero olvidada, de entender el conocimiento.

 

Dice también el diccionario que la sabiduría es una habilidad que permite aplicar el conocimiento en la experiencia propia, y en este sentido, si creo que podríamos estar de acuerdo, y esto se recordó mucho en el Foro. La importancia de encarnarse en la experiencia, y no quedarse perdido en el ámbito de los conceptos. Saborear la manzana, y comérsela, nos puede proporcionar sabiduría, pero disponer de conocimientos sobre ella no nos permite disfrutar de su frescura, ni tampoco nutrirá nuestro cuerpo real.

 

Y es bonito que saber y sabor estén unidos en su origen, porque creo que eso se ha vivido en el foro, no solo hemos asimilado conceptos, sino que hemos saboreado de forma directa lo que puede ser la sabiduría.

 

No hemos escuchado que la sabiduría sea una habilidad del hombre, sino más bien, un desnudarse de nuestras habituales habilidades, que más bien se relacionan con cavilar, acumular, poseer, y dominar, para que en la desnudez y la intemperie de la vida, ella nos descubra el misterio de nuestro propósito verdadero.

 

Nos recordaron los ponentes muchas cosas, que en el fondo de nuestro ser todos sabemos, como por ejemplo que el conocimiento a través de conceptos, el de la mente analítica es un buen servidor, pero un peligroso amo.  Y en estos momentos es el paradigma dominante, ese tipo de saber es el que nos proporciona la visión que tenemos del mundo y de nosotros mismos. Al percibir el mundo de manera errónea, no sabemos lo que somos y por tanto tampoco lo que necesitamos para llegar a plenitud, aunque como somos plenos, buscamos reconocer esa plenitud aunque no sepamos como. Quizás esta inteligencia espiritual, más allá de los conceptos, nos oriente en esa dirección.

 

Pero no nos dieron recetas los ponentes, yo creo que más bien desvelaron, desnudaron desde distintas perspectivas los posibles velos de ignorancia que pudieran alejarnos de un saber que ya está en nosotros, que no tenemos que ir a buscar a ninguna parte, y que en todo caso, necesita de la confianza para adentrarse en el propio corazón.

 

Este es el primer foro al que asisto, no había pisado ningún ágora espiritual, porque la verdad es que tenía mis recelos, así que no puedo aportar una visión comparada del asunto. Creo que como decía fray Juan de la Cruz, cada uno saca de la fuente tal como lleve el vaso. Más bien creo que se trata de llevar el vaso que somos, la copa, bien limpia y vacía, que de llenarla de agua hasta los bordes.

 

No creo que se trate de ir a estos foros buscando respuestas, la verdad, o la sabiduría de los ponentes. Eso es inagotable, porque ¿cuando tendríamos bastante? No nos podemos hacer peregrinos de verdades ajenas, sino más bien permeables a nuestra propia verdad, y esa, la tenemos bien cerquita. No me llevé esta vez, como siempre he hecho, libreta para apuntar, pero quizás al no querer atrapar nada, pude apreciar la belleza de lo que se decía y desde donde estaba dicho.  No iba buscando nada y a lo mejor por eso me encontré con tanto.

 

Es muy enriquecedor escuchar a personas a las que la vida y el amor les llamó para que hicieran ese trabajo de ayudar en el despertar de otros, y la verdad es que, por mi parte, les estoy profundamente agradecida, pero tendremos que cuidarnos, como se dijo en el foro, de que no sea un conocimiento externo a nosotros lo que captemos, sino que podamos saborearlo en nuestros propios labios, que sepamos a lo que sabe lo que están diciendo.

 

La verdad es que tengo que reconocer que las ponencias que más me gustaron fueron las que estaban más desnudas de palabras, será porque estaba algo perezosa para escuchar conceptos, y más bien me pedía el alma captar otras vibraciones más calladas, pero de todo hubo.

 

Se habló de la experiencia del Ser como fuente de toda sabiduría, por parte de Rafael Redondo, que más bien, como comentó un compañero de mesa, fue fuente de humildad y de trasparencia. Más que hablar, Rafael trasmitía desde todo su ser, el espíritu de la vida que se reconoce en la inocencia y la pureza, la de los niños. Rafael nos trasmitió que la verdadera sabiduría está en la desnudez y en la fragilidad de la experiencia humana y nos regaló toda la fuerza de la vivencia auténtica de la experiencia del Ser. Aportó que la verdadera inteligencia, la que nos enseña a vivir es la que es capaz, en nosotros, de abrazar la sombra y la flaqueza, para hacernos más íntegros, y realmente humanos.

 

Vicente Merlo nos dio la perspectiva de la gratitud ante el Misterio,  haciendo un hermoso e interesante repaso por muchas fuentes de conocimiento. Me quedé con la profundidad del lugar desde el que fueron dichas esas palabras, y con su acento en la gratitud, que es lo que aflora ante la verdadera sabiduría.

 

Sobre Mónica Caballé me permitiré expresar mi satisfacción de ver a una mujer en esa mesa, tengo que destacar su valentía de hablar de algo ciertamente difícil y delicado como la figura del maestro espiritual, y que tan necesario es en estos días en los que la falta de discernimiento es lo habitual. Fue un canto a la libertad y una invitación a buscar dentro y a poner atención a los peligros del camino.

 

Enrique Martínez Lozano nos trasmitió con claridad meridiana el valor de la sabiduría verdadera y nos enriqueció con todos sus matices. Nos habló de nuestras necesidades espirituales y como podíamos atenderlas, destacando la importancia de educar en sabiduría. La verdad es que no sé como se apaña para además de ser tan claro y hacer fácil lo difícil, trasmitir la fuerza del corazón y la experiencia que late tras cualquiera de sus palabras, y derramar encima, alegría y ternura a raudales, síntomas claros de esta inteligencia de la que hablamos, y que aportaron en general todos los ponentes.

 

Y por último dejé a Luis Paniagua, porque no tengo palabras para expresar lo que me aportó su música, o más bien diría que su alma. Sí sé que se me rindió el alma escuchando su lira,  que volvía a Casa al escucharla, y que supe que en ella, en nuestro Hogar, podemos despojarnos de todo afán, porque la vida ya cuida de nosotros.

 

Un improvisado visitante, poeta, Vicente Gallego, que nos acompañaba en el cierre, nos cantó a través de su poesía,  que la vida y la muerte son una misma cosa, pura luz, y que no hay nada que temer.

 

Humildad, gratitud, sinceridad,  libertad, belleza, sensibilidad, devoción, claridad, lucidez, y ausencia de temor, todos estos aspectos fueron aportados por los ponentes, porque forman parte de ellos, como de todos nosotros, y nos dan matices y rostros de lo que es la verdadera sabiduría, la que la vida ha depositado en cada uno de nuestros corazones.

 

Pero destacaría que fueron también magos, porque no sé como hicieron desaparecer la tarima que los elevaba sobre nosotros, haciéndose cercanos, disponibles, y revelando con ello que son realmente personas sabias.

 

La verdad es que podría parecer que el mundo en el que vivimos, y se planteó en varias preguntas, está cargado de problemas, injusticias, necesidades, y dudas sobre como posicionarnos ante todo ello. Podría parecer también que en estos foros «espirituales», andamos con la vista perdida en el infinito, hablando de cosas estupendas y volátiles, y que somos una especie de embobados, pero yo estoy convencida de que si de algo hay que hablar en este mundo nuestro, es de como despertar a la vida y al conocimiento verdadero, porque en ninguna otra parte está la revolución pendiente que acerque al hombre a si mismo, y por tanto, necesariamente a los demás.

 

Creo también que todo apunta a la emergencia de esta nueva inteligencia, por otra parte la más antigua, que nos habla de lo que realmente somos, de la ternura, del amor, de la desobediencia a lo establecido, de la libertad del hombre. Si realmente supieran lo revolucionario que es esto que se cuece en estos foros…bueno, pero en fin, no les demos ideas.

 

Y emerge necesariamente, porque igual que cada uno de nosotros está llamado a la plenitud, porque es el Ser revelándose desde dentro el que lo hace, lo «externo», que en realidad no es tal, sino un espejo, se transformará igualmente en un mundo pleno, lleno de sabor, del único sabor verdadero, el del amor.

 

Todo gratitud y también a las bellas personas que pusieron todo su amor en organizar el Foro. Ánimo con el siguiente.

 

Alicia Martínez