EMPATÍA, COMPRENSIÓN Y NO-JUICIO

Domingo V de Cuaresma

3 abril 2022

Jn 8, 1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al Monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él y, sentándose, les enseñaba. Los letrados y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La Ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú ¿qué dices?». Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: “El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”. E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie. Jesús se incorporó y le preguntó: “Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado?”. Ella contestó: “Ninguno, Señor”. Jesús dijo: “Tampoco yo te condeno. Ve en paz, y en adelante no peques más”.

EMPATÍA, COMPRENSIÓN Y NO-JUICIO

La persona sabia es capaz de comprender todo -aunque, obviamente, no lo apruebe ni justifique-, porque sabe que cada persona hace en todo momento lo mejor que sabe y puede, teniendo en cuenta su “mapa” mental.

De hecho, la incapacidad para comprender al otro cuando piensa o actúa en modo diferente a uno mismo, no se debe a lo que piensa o hace, sino al propio narcisismo, que imposibilita tomar distancia del “mapa” personal, considerado como el único válido.        

El juicio y la condena del otro puede nacer también de otros dos lugares, que guardan estrecha relación con el narcisismo: la proyección de la propia sombra -por la que condeno en el otro algo que está en mí oculto, reprimido y condenado- y la búsqueda de algún interés -quizás inadvertido- de autoafirmación personal, al creerme “mejor” que el otro. Quien condena, se sitúa automáticamente en un pedestal elevado desde el que “imparte sentencia”, sobre la creencia arrogante en su propia superioridad moral.

Frente a tal engaño, sostenido en las trampas mencionadas -incapacidad narcisista de comprender al otro, proyección de la propia sombra y búsqueda cuasi patológica de autoafirmación y superioridad moral-, el sabio Jesús apunta en la dirección más adecuada y eficaz: “El que esté sin pecado, que tire la primera piedra”.

Es la misma sabiduría que recoge aquel otro dicho de Jesús: “¿Cómo es que ves la mota en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que hay en el tuyo?” (Mt 7,3).

Uno de los signos más claros de la genuina espiritualidad es la ausencia de juicio. En uno de los “Dichos” (Apotegmas) de los Padres del desierto, se cuenta que un joven le planteó a uno de aquellos ancianos cómo haría para no errar en el camino espiritual. A lo que el padre le contestó con firmeza: “Sabrás que no te equivocas en el camino espiritual porque no juzgas a nadie”.

¿Cómo me sitúo entre la comprensión y el juicio?

FARISEÍSMO: LA RELIGIÓN DEL «HERMANO MAYOR»

Domingo IV de Cuaresma

27 marzo 2022

Lc 15, 1-3.11-32

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos: “Este acoge a los pecadores y come con ellos”. Jesús les dijo esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre: «Padre, dame la parte que me toca de la fortuna». El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible y empezó a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a su campo a cuidar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces se dijo: «Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino a donde está mi padre y le diré: ʽPadre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornalerosʼ». Se puso en camino a donde estaba su padre: cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió, y echando a correr, se le echó al cuello, y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo». Pero el padre dijo a sus criados: «Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado». Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercó a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Este le comentó: «Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud». Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Él le replicó a su padre: «Mira, en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha gastado tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado». El padre le dijo: «Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque ese hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado»”.

FARISEÍSMO: LA RELIGIÓN DEL “HERMANO MAYOR”

En esta parábola cargada de sabiduría, con la que probablemente buscaba denunciar los ataques de que era objeto por parte de los fariseos y los sacerdotes del Templo, Jesús señala tres posibles actitudes humanas.

El “hijo menor” representa la ignorancia y la ansiedad de quien cree que la felicidad o plenitud es algo que se halla fuera. Lo cual le lleva a emprender una carrera que culminaría en la frustración más absoluta, hasta que comprende que la felicidad está en “casa” (la “casa”, como imagen de nuestra verdadera identidad).

El “hijo mayor”, por su parte, es símbolo de las personas religiosas que presumen de serlo. En realidad, presume de sus “méritos”, en una actitud de orgullo religioso, caracterizada por la “falsa obediencia”, la exigencia y el perfeccionismo, en un cumplimiento estricto de la ley o la norma. Todo ello genera una religión mercantilista (“do ut des”: te doy para que me des), que exige recompensa.

Es, por tanto, la imagen del ego que se apropia de la religión en beneficio propio. No vive, porque su afán es “cumplir”. Desconoce la riqueza de lo que podría vivir, porque coloca toda su energía en “hacer méritos”.

Sin embargo, tanta exigencia forzosamente había de pasar factura. Esta es doble: Por una parte, le lleva a caer en una especie de complejo de superioridad moral, que le hace creerse mejor que los demás y con derecho a juzgar y condenar al hermano que se había marchado de “casa”. Por otra, al ver frustrada la recompensa de la que se creía merecedor, trasmuta su alienación anterior a la norma en resentimiento envenenado.

Finalmente, la tercera actitud es la representada en la figura del “padre”, que da libertad (al hijo mejor que decide marcharse y al hijo mayor que se niega a entrar en la fiesta); es compasión, sin reproche (ante el hijo que regresa y ante el otro que lo increpa); es gratuidad y desbordamiento de amor (que llega a decir: “Todo lo mío es tuyo”).

Sin duda, en cada uno de nosotros conviven esas tres actitudes.

¿Cuál de ellas alimento?

FÍSICA CUÁNTICA Y NUEVA COSMOVISIÓN // María Victoria Fonseca

Entrevista de Trini Díaz a María Victoria Fonseca, Catedrática Honorífica de Física Atómica, Molecular y Nuclear en la Universidad Complutense de Madrid, con motivo de su participación en el Foro Gogoa, de Pamplona, el día 19 de enero de 2022, en Noticias de Navarra
https://www.noticiasdenavarra.com/actualidad/sociedad/2022/01/30/foro-gogoa–maria-victoria/1224292.html

«La realidad es una alucinación colectiva en la que estamos de acuerdo».
Fonseca explicó en el Foro Gogoa cómo la ciencia actual está cambiando nuestra cosmovisión, la del mundo y la del ser humano.

Comprender el mundo desde la física cuántica, de la mano de María Victoria Fonseca, es un ejercicio de introspección sobre cómo funcionamos los seres humanos y cómo nos relacionamos con el entorno, con los demás y con la vida. En el Foro Gogoa demostró su habilidad para desentrañar este misterioso universo que pone patas arriba nuestra idea de lo que es real y nos invita a construir una nueva forma consciente de habitar nuestro mundo. María Victoria Fonseca es Catedrática Honorífica de Física Atómica, Molecular y Nuclear en la Universidad Complutense de Madrid, licenciada en Ciencias Políticas y diplomada en Óptica. A lo largo de su carrera, ha trabajado en las universidades de Cornell y Stony Brook (EEUU) y en el Instituto de Física y Astrofísica Max Planck-Werner Heisenberg de Munich (Alemania). Fue pionera en España en el desarrollo de la física de rayos cósmicos.

¿Qué es la física cuántica y cuál es su objeto de estudio?

La física cuántica es la teoría matemática que describe el mundo microscópico y el modelo teórico de la ciencia actual para explicar el comportamiento de la materia y la energía a escalas muy pequeñas, de fotones, de átomos, núcleos, quarks, etc. No se ocupa de la mente, ni del psiquismo humano, ni de las emociones. Y como todas las teorías, tiene un formalismo matemático aceptado desde hace más de 120 años y una interpretación de ese formalismo que sigue siendo muy debatida. La física cuántica es el conjunto de ideas más revolucionario sobre el comportamiento del mundo microscópico.

Vayamos a los orígenes, ¿cómo nace?

La primera idea revolucionaria sobre el comportamiento de la materia y la energía surgió en el año 1900 con el premio nobel Max Planck, considerado el padre de la física cuántica. Introdujo la idea de cómo la luz, al interaccionar con la materia, lo hace de forma discontinua. Einstein extendió la idea de Planck para poder explicar el efecto fotoeléctrico. En los siguientes 30 años, un grupo de jóvenes científicos desarrollaron las leyes de la física cuántica y sus descubrimientos también merecieron el premio Nobel.

¿De qué está hecho el mundo cuántico?

La física cuántica interpreta el mundo material de una forma completamente novedosa: la materia está formada por átomos, llenos de vacío, que se describen por probabilidades matemáticas. Materia y energía, inextricablemente unidas, son equivalentes.

Es experta en un área de conocimiento que asusta y fascina, ¿por qué cuesta tanto entenderlo?

El desarrollo de la física cuántica supone una revolución en nuestra comprensión de lo que entendemos que es lo real, que no es accesible con nuestra mente actual que interpreta la realidad según el modelo de pensamiento de la física clásica. Albert Einstein ya era consciente de la limitación de nuestra mente para entender lo que es la realidad y decía que, en su larga vida, había aprendido que toda nuestra ciencia, comparada con la realidad, es primitiva e infantil. Y a pesar de todo, es lo más valioso que tenemos.

¿El mundo cuántico nos invita a pensar de una forma nueva?

Como decía el premio Nobel Werner Heisenberg, los átomos no son cosas, son solo tendencias. Así que, en lugar de pensar en cosas, debemos pensar en posibilidades o probabilidades de presencia. Las partículas subatómicas son paquetes de energía e información en un enorme espacio vacío.

¿Qué es el vacío cuántico?, ¿qué hay en la nada?

El vacío cuántico, según lo interpreta la física cuántica, es un océano de energía fluctuante con infinitas frecuencias espacio-temporales. La energía crea partículas en el vacío cuántico, que están apareciendo y desapareciendo en tiempos brevísimos. Además, sucede que este vacío está por doquier en el interior de cada átomo y, por tanto, dentro de mi cuerpo, de cada porción de materia, de la mesa, de la habitación, de la silla… Es el soporte de todo lo que existe. Los átomos intercambian energía continuamente, es decir, todos los cuerpos emiten y absorben radiación, incluso los más fríos. De manera que existe una relación inextricable entre materia y energía porque los electrones están en continuo movimiento en el interior de los átomos.

¿Las leyes de la física cuántica son un desafío al sentido común?

La mecánica cuántica describe un universo extraño y probabilístico. El mundo cuántico habla de probabilidades de presencia, de funciones de onda, no de objetos materiales. Se piensa de otra manera. Desde este prisma, los conceptos clásicos de espacio, tiempo, localidad, etc., dejan de tener el sentido conocido y son sustituidos por otras interpretaciones de lo que es la realidad. Para la física cuántica, conceptos como entrelazamiento, dualidad onda-partícula, no-localidad, etc., generan un contexto coherente que da nuevo sentido no solo a la realidad material sino también a la naturaleza humana.

¿Qué es la propiedad del entrelazamiento?

Las partículas cuánticas parecen poseer una cierta forma de telepatía. Cuando están juntas y se separan, la información fluye entre ellas, independientemente de lo alejadas que estén y del lugar del espacio en donde se encuentren. Cuando una partícula cambia de posición o una de sus propiedades, la otra lo sabe instantáneamente.

¿Dónde está el límite entre lo grande y lo pequeño?, ¿dónde está la frontera cuántica?

Nuevos experimentos están investigando dónde y por qué se pasa de un dominio a otro, del microscópico al macroscópico. De momento, la física cuántica solo se aplica al mundo de lo muy pequeño. Estamos creando el futuro en base a nuestra mente, que se está abriendo a nuevas formas de pensar, a posibilidades desconocidas.

¿Cómo puede cambiar nuestra experiencia humana?

Enseña que hay otra realidad, otra forma de ver, de pensar. Aunque de momento la teoría cuántica no se ocupa del estudio de la mente humana, ni de otras áreas del conocimiento, ha cambiado nuestras creencias sobre lo que es real y, además, ha traído a la mente consciente lo que se llama el efecto observador. Es decir, la mente puede interaccionar con aquello en lo que se enfoca. Puedo ver de forma nueva, de manera que aceptando que mi mente puede afectar lo que me rodea, puedo cambiar mi realidad y entender la vida de otra manera.

¿Podemos percibir una realidad que está en continuo movimiento?

Eso que llamamos o percibimos como realidad es algo que está asociado al movimiento de todo lo que existe, tanto en lo muy grande como en lo muy pequeño, aunque no nos demos cuenta. Estamos viviendo una realidad en continuo intercambio y hay una interacción constante entre todas las cosas visibles e invisibles.

¿Qué es invisible a nuestros sentidos?

La realidad está llena de cosas invisibles. Según la visión clásica, la radiación electromagnética es un campo eléctrico y magnético que se mueve por el espacio de manera continua. Pero también hay una radiación cósmica invisible que está continuamente llegando a la tierra desde distintas partes del universo. De hecho, por cada metro cuadrado de superficie, por cada segundo, hay al menos 200 partículas con carga eléctrica que nos están continuamente atravesando.

¿Qué sabemos de lo que existe?

La ciencia estima que el 95% de lo que existe es desconocido. Es lo que en el mundo científico se llama energía y materia oscura. De hecho, la ciencia es un sistema de creencias en evolución continua basado en el método científico. Las preguntas son siempre las mismas, pero las respuestas cambian con el tiempo.

¿Somos energía?

Nuestro cuerpo está continuamente absorbiendo y emitiendo energía, como ocurre con todos los objetos que, a una cierta temperatura, emiten un campo de radiación que, aunque no vemos, está ahí. Los pensamientos y las emociones son también energía, que ahora se miden y manipulan en los laboratorios.

¿Somos polvo de estrellas?

Hay tantos átomos en una sola molécula de ADN como estrellas en una galaxia. Somos un pequeño universo, como dice el astrofísico americano Neil de Grasse Tyson. Cada uno de los átomos de nuestro cuerpo tiene billones de años de edad porque, excepto el hidrógeno y el helio, se formaron cuando murieron las estrellas supernovas. Y en esas explosiones se emitió al medio interestelar los núcleos de los átomos pesados que forman la materia actual. Podemos decir que llevamos la historia de todo el universo grabada en nuestro cuerpo.

¿Vivimos de forma inconsciente la realidad?

El 95% de lo que hacemos cada día lo realizamos de forma inconsciente. En nuestra vida, lo que nos domina, lo que hace que vivamos nuestra realidad cotidiana es nuestro inconsciente, que es donde están grabados nuestros patrones de comportamiento. Solamente usamos la atención en las cosas que son realmente importantes, pero no estamos entrenados para darnos cuenta de lo que nos está pasando en cada momento.

¿La percepción es aprendida?

Para entender esto, hay que saber que hasta los 6 o 7 años, los niños y niñas experimentan un mundo casi alucinatorio para los adultos, porque viven en ondas delta, theta, distintas a las ondas del estado de alerta del adulto. Su realidad no es la que percibimos nosotros de manera ordinaria. Hay que tener en cuenta que lo que ves depende no solo de lo que miras, sino también desde dónde miras; luego, ¿qué es lo que entiendo por realidad?, ¿cuáles son mis pensamientos?, ¿cuál es mi sistema de creencias? Así tengo que empezar a investigar, a reflexionar, para darme cuenta de quién soy, cómo actúo y cómo me siento para descubrir lo que entiendo por mi realidad.

¿Qué podemos hacer para ser más conscientes de nuestra realidad y tomar las riendas de nuestras vidas?

La atención enfocada es el motor de mi realidad y puede gestionar mis energías, mis pensamientos, mis creencias y mis emociones. Lo puedo hacer si estoy atenta porque entonces puedo decidir lo que hago. Pero si nos seguimos dejando dirigir por el inconsciente, actuamos según el programa impreso con el que nos criaron y educaron.

Lo que percibimos como real, ¿es una alucinación?

Para Anil Seth, profesor de neurociencia cognitiva y computacional de la Universidad de Sussex, lo que llamamos realidad son alucinaciones que asumimos como reales porque todas las personas tendemos a percibirlas de la misma manera. Se podría decir que la realidad es una alucinación colectiva en la que estamos de acuerdo, es una forma de interpretar lo que hay ahí afuera.

¿Podemos cambiar nuestras estructuras mentales?

Podemos cambiarlas entrenando la atención y gestionando nuestras emociones desordenadas e inconscientes. La conciencia, estar atentas, es el mayor instrumento para el cambio interno y externo. Hay una ley inmutable, que es la del cambio constante, incesante. La pregunta que debemos hacernos es si seguimos aferrados al programa mental y emocional que nos insertaron. Se trata de darnos cuenta de cómo todo lo que me rodea me está influyendo para poder discernir lo que para mí es adecuado. Creemos que todo es blanco o negro y no es verdad. Todo es todo, blanco o negro, intermedio, etc. En realidad son posibilidades de cómo yo me siento y dónde enfoco mi atención.

¿Se trata, entonces, de abrir nuestra mente?

Como dice el divulgador científico y físico teórico estadounidense, Michio Kaku, se trata de abrir la mente a lo imposible. Has de encontrar el lugar dentro de ti donde nada es imposible, porque dentro de nuestra mente existen todas las posibilidades de actuación, de comprensión. Se trata de entrar ahí, simplemente tomando conciencia a través de nuestra atención.

¿Mente y cerebro desempeñan funciones diferentes?

La mente no está localizada en el cerebro, está dentro de mi cuerpo y en todo lo que me rodea. La mente es no local, tal y como nos descubre el mundo cuántico. Si la percepción es la tarea de tratar de descifrar lo que hay allí afuera en el mundo, el cerebro no tiene ningún acceso directo a ello porque está encapsulado por los huesos.

¿Puede explicarse el cerebro humano usando física cuántica?

Muchas personas han intentado entender cómo funciona la mente en base a los conocimientos cuánticos. De hecho, hay una lista de más de 200 renombrados intelectuales, científicos o pensadores que tomaron en serio la posibilidad de la existencia de fenómenos psíquicos como la telequinesis, la visión remota, la bilocación, es decir, la interacción mente-materia. De hecho, el premio nobel de física Wolfgang Pauli y el psicoanalista Carl Jung hicieron un trabajo muy interesante sobre el mundo cuántico y la mente. Entre ambos se creó una extraordinaria relación intelectual en la que encontraron sorprendentes bases comunes entre la psicología profunda y la física cuántica, lo que influyó profundamente en el trabajo de cada uno de ellos.

¿La mente puede influir sobre la materia?, ¿la ciencia puede explicarlo?

El Instituto de Ciencias Noéticas de Estados Unidos, dirigido por Dean Radin, ha publicado en revistas científicas cualificadas cómo la atención enfocada de una persona puede alterar el resultado de ciertos experimentos realizados con luz láser. Estos experimentos se han repetido muchas veces y de muchas formas, y los resultados sugieren que la conciencia, la atención, es un participante activo de la realidad.

¿Qué dice el mundo académico de todo esto?

A la Academia no le interesa cómo la mente interacciona porque sigue en el pasado. Como descubrió Newton con la ley de la inercia, en esta realidad material donde vivimos todo se opone al cambio. Por fortuna cada vez hay más científicos y científicas que empiezan a tomar conciencia de esto, pero es un proceso lento.

La física cuántica promete importantes cambios tecnológicos, ¿qué podemos esperar?

Se está invirtiendo mucho dinero en el desarrollo de ordenadores cuánticos. El objetivo final es impresionante, impensable de momento, como por ejemplo crear máquinas que contengan, de alguna manera, la conciencia de una persona, hacer bibliotecas de emociones, de pensamientos, etc. Los ordenadores cuánticos podrán conocer lo que el ser humano piensa e incluso manipular sus emociones. La biología y la medicina también están utilizando tecnología cuántica para avances hasta ahora increibles. Todavía ni siquiera podemos imaginar hacia dónde vamos.

¿La ética avanza en paralelo a los avances de la física cuántica?

Desafortunadamente no, porque seguimos siendo zoquetes emocionales. La mente racional ni tiene ética ni deja de tenerla y lo único que le interesa es seguir avanzando, haciendo experimentos y descubriendo nuevos horizontes. Esta sociedad está dominada por el poder y el control y permanece desconectada de lo que somos: seres humanos que hemos venido a cooperar. El debate ético no existe ni en la sociedad, ni en la política, ni en ninguna parte.

Respira y sonríe es el mantra que repite en sus charlas de divulgación, ¿nos falta aire?

Se nos olvida que somos seres sociales y hemos venido a experimentar emociones, a reactivar las conexiones con nuestros seres queridos, a experimentar el amor. Por eso le doy tanta importancia a reírnos y relajarnos porque la vida es nada y es todo y nuestra maravillosa experiencia humana es muy corta.

LA VIDA COMO APRENDIZAJE

Domingo III de Cuaresma

20 marzo 2022

Lc 13, 1-9

En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó: “¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no, y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera”. Y les dijo esta parábola: “Uno tenía una higuera plantada en su viña y fue a buscar fruto en esta higuera, y no lo encontró. Entonces dijo al viñador: «Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?». Pero el viñador contestó: «Señor, déjala todavía este año: yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás»”.

LA VIDA COMO APRENDIZAJE

Desde nuestra perspectiva particular, podemos afirmar que todo lo que nos ocurre es una oportunidad de aprendizaje. Y que la actitud sabia ante las diferentes circunstancias que nos toca atravesar no es otra que la de vivirlas como oportunidades.

Y lo que tenemos que aprender es solo una cosa: ¿qué somos realmente? Todo lo que nos sucede es una oportunidad para comprender que, en nuestra identidad profunda, no somos el yo separado con el que nuestra mente nos había identificado, sino la misma vida -consciencia o totalidad- desplegándose en cada forma (persona) particular.

En esa tarea de aprendizaje, hay un criterio que nos permite atisbar si vamos en la dirección adecuada. Y ese criterio no es otro que la liberación del sufrimiento mental. Veámoslo más despacio.

El dolor forma parte del lote de nuestra existencia, como característica de todo lo que es impermanente. Impermanencia es sinónimo de cambio y de dolor. Sin embargo, con frecuencia transformamos ese dolor inevitable en sufrimiento inútil. Eso ocurre cuando resistimos el dolor inevitable, cuando le colocamos alguna “etiqueta” mental -en la línea de decir: “esto no debería pasarme”, “esto es insoportable”, etc…- y, sobre todo, cuando partimos de la primera creencia errónea que nos identifica con nuestro yo particular.

Toda creencia errónea habrá de generar necesariamente confusión y sufrimiento. De ahí que el sufrimiento mental sea siempre un indicio de que estamos sosteniendo un pensamiento equivocado. De manera que, al quitar ese pensamiento, puede seguir habiendo dolor, pero se irá diluyendo el sufrimiento. En realidad, hablando con rigor, como puede experimentar cualquier persona que sienta la motivación para hacerlo, el sufrimiento lo pone nuestra mente.

Pues bien, todos los pensamientos que puedan estar sustentando el sufrimiento se asientan en aquella primera creencia errónea: “soy un yo separado de la vida”. Esta creencia es la fuente de todo sufrimiento, porque nos posiciona en contra de la propia vida, resistiendo lo que en cada instante nos trae el momento presente.

Visto desde el otro ángulo, ese sufrimiento es una alarma que nos está indicando el error de aquella creencia y, en consecuencia, invitándonos a abrirnos a la comprensión de que somos vida.

Cuando te sucede algo, observa: ¿qué experimentas cuando lo vives desde la creencia de ser un yo separado?; ¿y cuando lo vives desde la certeza de que, en tu verdadera identidad, eres vida?

Todo lo que nos ocurre es una oportunidad de aprendizaje…, hasta llegar a la comprensión de que somos vida, uno con todo lo que es. Esta comprensión nos transforma y nos libera del sufrimiento mental. El aprendizaje ha concluido.

¿Cómo vivo lo que me ocurre?

ESPIRITUALIDAD Y NARCISISMO

Domingo II de Cuaresma

13 marzo 2022

Lc 9, 28b-36

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña, para orar. Y mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecieron con gloria, y hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y espabilándose vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, qué hermoso es estar aquí. Haremos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: “Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle”. Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron nada de lo que habían visto.

 ESPIRITUALIDAD Y NARCISISMO

Tal como comentaba la semana anterior, el ego vive de la apropiación. Como parásito, necesita alimentarse de la energía que roba allí donde puede. Y, en principio, no hay nada -ni lo más “sagrado”- que se halle a salvo de su voracidad.

Relaciones, grupos, trabajos, profesiones, títulos, creencias…: todo puede constituir un goloso alimento para un ego que busca autoafirmarse. Ocurre en el campo de la religión donde, tras una imagen de “religiosidad”, puede esconderse un ego que -con frecuencia, de modo inconsciente- busca apropiarse de algo que lo alimente. Y ocurre también en el campo de la espiritualidad no religiosa.

¿Qué puede haber de “atrayente” para el ego en el campo de la espiritualidad? De entrada, tres elementos que el ego hambrea: señuelo de refugio narcisista, oferta de seguridad y promesa de una “aureola” plausible.

La espiritualidad puede constituir un campo propicio para que el ego construya un “pequeño paraíso narcisista” a su medida, sin ninguna referencia “ajena” ni instancia alguna que lo cuestione: “¡Qué hermoso es estar aquí!”. En ese refugio impera únicamente su ley: este es el sueño de la personalidad narcisista.

El ego puede creer encontrar en la espiritualidad una seguridad que lo libere de una sensación de banalidad, superficialidad, duda, incertidumbre, que le resulta insoportable. Así entendida, la “espiritualidad” sería una opción para cubrir un vacío de sentido.

Si algo busca el ego (narcisista) es sentirse “especial”. No es extraño que, tras la búsqueda de un “camino espiritual”, pueda esconderse, camuflada incluso para el propio interesado, la necesidad infantil de sentirse “especial” y portador de “algo” que le “eleva” por encima de lo que juzga como banalidad.

Lo que ocurre es que, una vez que el ego se la apropia, la espiritualidad se pervierte, hasta el punto de que, de ella, únicamente queda el nombre. Porque si el ego se define por la apropiación, la espiritualidad genuina se plasma en una desapropiación creciente. Si el narcisismo se caracteriza por la egocentración, la espiritualidad conduce a una existencia desegocentrada. Por decirlo brevemente: la espiritualidad se halla en las antípodas del narcisismo. De ahí que, bien vivida, constituya una poderosa fuerza de transformación personal y de liberación (desidentificación) del ego.

¿Percibo alguna trampa que se cuela en mi modo de vivir la espiritualidad?