Semana 11 de marzo: EL GUARDADOR DE REBAÑOS (F. Pessoa)

EL GUARDADOR DE REBAÑOS (II)

Fernando Pessoa

Mi mirada es nítida como un girasol.
Tengo la costumbre de andar por los caminos
mirando a derecha e izquierda
y de vez en cuando volviéndome hacia atrás.
Y lo que veo a cada momento
es aquello que nunca antes había visto;
y soy muy consciente de ello.
Sé sentir siempre el asombro de un niño
que, al nacer, se diera cuenta
de haber nacido realmente.
Me siento nacido en cada momento
a la eterna novedad del mundo.

Creo en el mundo como en una margarita,
porque lo veo. Pero no pienso en él:
pensar es no comprender.
El mundo no se hizo para que pensemos en él
(pensar es estar enfermo de los ojos),
sino para mirarlo y estar de acuerdo.

Yo no tengo filosofía: tengo sentidos.
Si hablo de la Naturaleza no es porque no sepa lo que es,
sino porque la amo, y la amo por eso,
porque quien ama nunca sabe lo que ama
ni sabe por qué ama, ni qué es amar.

Amar es la eterna inocencia,
y la única inocencia es no pensar.