UN DIOS SEPARADO NO EXISTE

Comentario al evangelio del domingo 11 mayo 2025

Jn 10, 27-30

En aquel tiempo, dijo Jesús: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. El Padre y yo somos uno”.

UN DIOS SEPARADO NO EXISTE

Un mecanismo característico de la mente es la proyección, que la lleva a crear imaginarios antropocéntricos, es decir, dotados de rasgos humanos. En el campo religioso, tal mecanismo ha dado como resultado la creación de dioses (y diosas) a la medida humana. Dios aparecía así como un ser (o yo) separado, adornado con nuestras mismas cualidades, aunque en grado superlativo.

Las personas sabias, sin embargo, siempre han afirmado otra cosa. Lo que vivió el propio Jesús –“El Padre y yo somos uno”–, lo han vivido los místicos, aunque pocos lo hayan expresado de ese modo. Recojo algunas afirmaciones destacadas: “El fondo de Dios y mi fondo son el mismo fondo” y “Dios y yo somos uno” (Maestro Eckhart); «Amor [así acostumbraban nombrar a Dios las beguinas] y esas Almas son una misma cosa y no dos” (Marguerite Porète); “Mi yo es Dios: no me conozco otra identidad que Dios” (Santa Catalina de Génova); “¡Vedlo! Soy Dios. ¡Vedlo! Estoy en todas las cosas. ¡Vedlo! Hago todas las cosas” (Juliana de Norwich); “En mi ser esencial, Yo, por naturaleza, soy Dios” (Jan van Ruysbroeck).

Pero, por lo general, los seguidores de Jesús no comprendieron el mensaje que se lee en el evangelio de hoy. Lo que hicieron fue “divinizar” a Jesús y pensar que una afirmación de ese tipo únicamente podía referirse a él, ignorando algo básico desde la comprensión no-dual: lo que es Jesús, lo somos todos.

Hace poco tiempo recibí un correo de un hombre a quien no conozco, en el que, refiriéndose a los años de su juventud pasados en un seminario, expresaba lo siguiente: “Lógicamente de esto hace muchos años, pero en mi interior no veía a Dios como una persona distinta a nosotros sino todo lo contrario, pero no podía decirlo ni insinuarlo en aquellos entornos… Pero yo creía que Dios no podía ser alguien tan distante y distinto a nosotros mismos. Sentía lo mismo que tú expresas en tus libros, pero no le sabía poner nombre: NO DUALIDAD”.

Un dios separado no existe, porque en la realidad no existe separación alguna. Esto es un dato reconocido por la filosofía (piénsese en Alfred Whitehead) y por la misma ciencia (la física cuántica y su principio de interrelación: los experimentos del premio Nobel de física en 2022, Alain Aspect y las explicaciones de Carlo Rovelli). No existen cosas (separadas), sino procesos, es decir, interrelación absoluta. Nada puede quedar fuera de la única Totalidad. Todo es relación, es decir, todo es amor.