Semana 9 de octubre: NUESTRA NATURALEZA ES PARADÓJICA

arbol-solitarioA VUELTAS CON LA (“NUEVA”) ESPIRITUALIDAD
O ¿CÓMO LLEGAR A LA VERDAD?

2. Nuestra naturaleza es paradójica: el «doble nivel» de lo Real

Me centro en el punto mencionado, que Carlos Barberá nombra como olvido de la “dialéctica”. Personalmente, me parece más acertado –en lugar de un término como ese que puede fácilmente prestarse a equívocos- hablar de paradoja. En ese sentido, estoy totalmente de acuerdo con él: la realidad manifiesta –y el ser humano en ella- es de naturaleza inexorablemente paradójica, por lo que no se le hace justicia cuando se olvida cualquiera de las dos caras que la (lo) constituyen: el nivel profundo –lo que somos- y el nivel aparente (o relativo) –lo que tenemos-.

        De ahí que se haga necesario hablar de un “principio de exclusión” (“no soy mi cuerpo, no soy mis pensamientos, no soy mis sentimientos…”), pero acompañado del otro “principio de inclusión” (“soy también mi cuerpo, soy también mis pensamientos, soy también mis sentimientos…”). El texto que cita Carlos Barberá se refiere al primero de esos “principios”, pero eso no significa negación ni olvido del otro.

        ¿Por qué la insistencia precisamente en la afirmación “exclusiva”? En primer lugar, por un motivo pedagógico: es tal la identificación con nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, que se hace urgente afirmar con rotundidad que, realmente, no somos nada de eso. Olvidarlo supone seguir viviendo sumergidos en un reduccionismo que es fuente inevitable de confusión y de sufrimiento. Y, en segundo lugar, porque, si bien es cierto que somos también cuerpo y mente, ese “somos” no tiene el mismo valor o radicalidad que aquel que se refiere a nuestra verdadera identidad. De un modo que, desde mi perspectiva, es el menos inadecuado, podría formularse así: “soy consciencia que tiene (se expresa, se experimenta en) esta forma (o persona)”.