Semana 11 de julio: PASIVA REFLEJA // Esther Fernández Lorente

〈Introducción:
Este poema de Esther expresa con «agudeza» lo que ocurre cuando se empieza a hacer la luz en nosotros. Es así, y lo expresa (se expresa en ella) con acierto. No en vano, los místicos siempre empezaban a usar esta «pasiva refleja» -ni impersonal, ni posesiva; ¿transpersonal?- en cuanto se les regalaba ver algo….

Hay un “se” que está creciendo en mí.

Se oyen palabras desconocidas,
se comprenden significados nuevos,
se deja caer el miedo y se hace la confianza,
se ve luz en los cuartos cerrados,
se ve más luz en los cuartos abiertos.
Se percibe la calma, a veces, en la tormenta.
Se toca la calma, se mueve en lo profundo,
sí, cada vez más y más y más en el centro.
Se pintan los huecos de colores distintos,
se valora cada color, con su propio matiz,
se acepta el ocre, también el gris y el negro…

Parece algo impersonal, es así, y no consigo
poner nombre al sujeto de tanta vida,
encontrar la palabra precisa para
atraparlo y exponerlo en la pared de “lo mío”.
Siempre es más, siempre es distinto y el mismo,
todo y uno, está más allá
y plenamente aquí, fuera y dentro.

Mi yo se apropia del “se” y lo siente reflexivo,
es él el que se busca, se encuentra,
se trabaja, se enciende y se apaga,
se mira y se remira constante en el espejo.
¡Pobre imagen largamente sostenida
que no alcanza a comprender la simplicidad
de soltar las riendas y vivir el juego!

Pero es pasiva la voz que conjuga mi existencia.
Ese “se” va extendiendo su espacio sin que pueda,
ni siquiera, con los “mis” estorbar el hecho:
canal de la bondad,
canal de la verdad,
canal de la belleza,
soy encontrada, rendida, bendecida, transitada,
llevada y recibida por las manos del Amor.
Es pasiva refleja la voz que escucho.
Se despliega, en ese “se”, el Silencio.

Esther Fernández Lorente.