LA SABIDURÍA DE LA AMABILIDAD / Daniel Lumera

Entrevista de Ima Sanchís a Daniel Lumera, biólogo naturalista, en La Contra, de La Vanguardia, 28 marzo 2022.  https://www.lavanguardia.com/lacontra/20220328/8156741/debemos-sanar-gusta-fuera.html

Considerado un referente en la práctica de la meditación, dice que su tarea es juntar ciencia y espiritualidad: “Las tradiciones milenarias tienen valores que la neurociencia está validando. Yo quiero restituir a la ciencia corazón y a la espiritualidad cerebro”, y de eso trata su último libro, Biologia della gentilezza, escrito con la genetista Immaculata De Vivo. Se formó con Anthony Elenjimittam, discípulo directo de Gandhi, es el impulsor del día internacional del Perdón y del movimiento que se extiende por Italia sobre la amabilidad. Ha creado el método My Life Design, que consiste en el diseño consciente de la vida profesional, social y personal. En su centro en Cerdeña profundiza en las ciencias del bienestar. Impartirá un retiro en Barcelona, Los 6 pilares del bienestar, del 13 al 15 de mayo (www.concienciaconciencia.com).

¿Perdonar cura?

Sí, es un medicamento natural que impacta en la longevidad, el estrés y las habilidades prosociales; hay cientos de estudios.

¿Son necesarios 21 días para renacer?

Es el tiempo mínimo para introducir en nuestra vida un hábito que nos nutra. Las emociones, los pensamientos y las relaciones son alimentos tan básicos como el arroz.

Ha creado usted un movimiento en Italia a favor de la amabilidad.

Hoy los políticos crean sentimiento de pertenencia e identidad a partir de crear un enemigo. La amabilidad es lo contrario.

Está claro.

Crear el sentido de pertenencia a partir de cuánto eres capaz de incluir a los demás es, por tanto, una provocación personal, social y política. Las personas en este momento somos muy poco amables. Pero en Italia ha surgido este movimiento ahora porque es una exigencia evolutiva.

¿Otro medicamento natural?

Está demostrado que las personas amables viven más y enferman menos. La mejor estrategia para sobrevivir como especie es ser amable, saber perdonar y cultivar la compasión. La amabilidad es un músculo que debemos entrenar todos los días en el gimnasio de la vida. Debería ser una asignatura: saber ser.

¿Cómo surgió el movimiento?

Durante la pandemia guié una meditación diaria por las redes sobre la amabilidad y se apuntaron 20.000 personas. Había hambre de amabilidad, alcaldes de ciudades importantes se comprometieron a convertirla en proceso social mediante distintos proyectos, y los ciudadanos no paran de crear actividades que la promueven.

Es una buena noticia.

La ciencia nos habla del efecto cascada de la amabilidad, resulta contagiosa.

¿Y si la respuesta es una patada?

Perdonar no significa justificar. Poner la otra mejilla no es “dame de nuevo”, sino mostrar tu otra cara, el lado que no contesta al dolor impartiendo dolor o castigando. La amabilidad y el perdón son una tendencia evolutiva.

Eso es contundente.

Amabilidad, perdón y gratitud son virtudes que en la caduca sociedad patriarcal se consideran debilidades. El futuro será femenino.

¿Cómo cultivarlas?

Primero, en el interior: hay muchas técnicas de meditación y escucha profunda. Segundo, siendo capaces de construir relaciones sinceras. La tercera dimensión es social.

Propóngame un reto.

Haga cuatro actos de amabilidad al día: hacia sí mismo, hacia otro ser humano, hacia un animal y hacia la naturaleza. Es la mejor inversión que podemos hacer en nuestra salud.

¿Cómo ser amable con la naturaleza?

Dejando de violentarla y siendo conscientes de lo que consumimos. La mente humana es el mayor contaminante, ya que todo sale de ella. El mundo es el reflejo del ambiente interno. La crisis climática solo se puede abordar teniendo una mente ecológica.

Cierto.

Si se extinguen las abejas, en 50 años, extinción masiva. Pero si se extingue el humano, en 50 años florece la tierra. Si queremos sobrevivir tenemos que entrar en procesos inclusivos, comprender la interconexión.

Usted defiende el camino de la ligereza.

En nuestra dieta emocional solemos tragar a diario rabia, culpa, impotencia, rencor y miedo. La ligereza pasa por la calidad de nuestros pensamientos, y para eso es básico hacer espacio al silencio. El silencio nutre.

¿Y para conquistar mayor vitalidad?

Aprenda a respirar y frecuente a personas que le inspiren. Si cuida las seis dimensiones, la física, la vital, la emocional, la mental, la relacional y la espiritual, vivirá ligera y acabará con el ruido de su mente.

¿Por qué tenemos angustia existencial?

La respuesta no está en el porqué, sino en el cómo la siento. Huimos de la angustia, pero yo propongo ir a su interior, escucharla, respirarla y saber dónde la sientes en tu cuerpo.

Y propone la ritualidad.

Nuestra vida es rutina, vamos en piloto automático, llenos de quehaceres y ausentes de presencia. El ritual es lo contrario, es consciencia. Yo cada mañana inspiro, tomo conciencia de existir, y al expirar doy las gracias por todo lo que tengo. La vida es un milagro, y si no lo celebramos es que estamos locos.

¿De dónde hemos salido tan burdos?

Lo único que podemos hacer es dejar de intentar comprender el porqué y empezar una revolución a partir de nuestro sentir profundo, sanar en nosotros todo eso que no nos gusta ahí fuera.

¿A usted qué le pasó, cómo llegó aquí?

Hice un camino monástico en la tradición vedántica que duró 11 años, perseguí la iluminación, la disciplina, ¡qué locura! Pero la vida me puso delante de la santa crisis y la santa debilidad, ya nada me servía, empecé a llorar, a aceptar y agradecer el dolor, mi fragilidad y mi oscuridad, y así pude sanarlas.

SOMOS UNO

Domingo IV de Pascua

8 mayo 2022

Jn 10, 27-30

En aquel tiempo, dijo Jesús: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. El Padre y yo somos uno”.

SOMOS UNO

En el cuarto evangelio se formula de manera radical la no-dualidad: “El Padre y yo somos uno”. Expresión que equivale a decir: “La Realidad es una”. Y todo lo que percibimos no son sino formas concretas en las que la Realidad una se despliega y manifiesta.

La no-dualidad -la afirmación de que somos uno- no significa en absoluto negar el mundo de las formas ni descuidarlo. Semejante trampa solo se cuela cuando se vive desde el ego o cuando se habla de la no-dualidad desde la mente. Sin embargo, la comprensión no-dual es, fundamentalmente, abrazo de todas las formas, es decir, amor que se manifiesta en valoración, respeto y cuidado.

La mente no puede entender la unidad, porque es incapaz de trascender el mundo de los objetos: pensar es delimitar y, por tanto, objetivar. Eso hace que todo lo pensado se convierta automáticamente en “objeto”. Debido a esa incapacidad, planteará la unidad como una “meta” a conseguir, a través de un pretendido esfuerzo moral. Por lo que, desde la mente, la formulación, en la práctica, viene a ser esta: “No somos uno, pero vamos a esforzarnos para serlo”.

La comprensión y la vivencia de la no-dualidad requiere el silencio de la mente pensante. Silencio que permite constatar en nosotros el Fondo silencioso y consciente que somos y que reconocemos en todos los seres. La unidad no es una meta; es nuestro origen, nuestra raíz y nuestra verdad.  

¿Dónde estoy en la comprensión y la vivencia de la unidad?