Talleres de meditación

¿QUÉ  SON  LOS  TALLERES  DE  ESPIRITUALIDAD?

  • Son un espacio de silencio en grupo, en el que queremos ejercitarnos en aprender el “arte de meditar”. De ahí, que la mayor parte del tiempo la dediquemos a la práctica meditativa en grupo, para aprender de la propia experiencia.

 

 ORAR  Y  MEDITAR

  •  En principio, puede afirmarse que la oración hace referencia a la religión, mientras que la meditación remite más ampliamente a la espiritualidad.
  •  La primera constituye una práctica relacional, en la que la persona creyente se dirige a Dios como un Tú. Sin embargo, también la oración teísta puede alcanzar un silencio contemplativo, en el que se diluye el carácter relacional,  hasta llegar a la “unión mística”.
  •  La meditación es la práctica que busca y favorece vivir la espiritualidad.
  • “Espiritualidad” hace referencia a la dimensión profunda y absoluta de la existencia. No es lo opuesto a lo material, sino a lo superficial; no es lo opuesto a vivir, sino a vegetar o sobrevivir; no es lo opuesto a la libertad, sino a la sumisión y rigidez; no es lo opuesto a la novedad, sino al anquilosamiento y la rutina; no es lo opuesto al placer, sino a la muerte; no es lo opuesto a la creatividad, sino al pensamiento dogmático; no es lo opuesto a la vida, sino al ego reductor… Y “no es lo opuesto a…”, porque lo espiritual –mal que le pese a nuestra mente formada en un dualismo de corte maniqueo que desembocó con frecuencia en un “espiritualismo” inhumano- tiene el sabor de lo material, del placer, de la libertad, de la novedad, de la creatividad… de la vida. Espiritualidad hace referencia a amplitud y apertura; es no-encorsetamiento, no-exclusión, no-fronteras, no-costuras.
  • En síntesis, la espiritualidad busca favorecer la percepción y la vivencia de la dimensión profunda de lo real. Fuera de ella, es comprensible que vivamos en la ignorancia y en el sufrimiento: no alcanzamos a percibir lo real. La espiritualidad remite al Misterio de Lo Que Es. Y en la medida en que accedemos a él, nuestra visión se ilumina y nuestra vida –relaciones y actividad- se plenifica: hemos venido al presente; más aún, empezamos a percibirnos, no como el ego con el que nos habíamos identificado previamente, sino como Presencia.
  • Meditar es la práctica que consiste en aprender a aquietar y acallar la mente, para poder atender a lo que está aconteciendo. Cuando eso ocurre, accedemos a una nueva percepción de lo real, una percepción trans-mental, que nos pone en contacto con aquella dimensión profunda y que se convierte en fuente de transformación. Se posibilita, de ese modo, una expansión o transformación de la conciencia, pasando de una conciencia mental-egoica a otra transmental-transpersonal.
  • Por eso, la práctica meditativa –y, más ampliamente, toda la práctica genuinamente espiritual- es un camino de desapropiación del ego y de superación del narcisismo. En el camino espiritual, el ego muere… y emerge la Unidad que somos en la diversidad.

 

EL LUGAR Y LA IMPORTANCIA DEL SILENCIO

        La experiencia se ve poderosamente favorecida cuando se mantiene un silencio riguroso a lo largo del día. En ocasiones, algún participante suele objetar que el silencio impide conocer a las personas y compartir con ellas, a niveles más profundos que los habituales. Ciertamente, en el silencio ese compartir no se da. Sin embargo, cuando se vive, la riqueza que aporta el silencio es incomparable. Por eso, me parece importante subrayar algunos puntos:

  • Tal como están planteados estos talleres, el objetivo prioritario no es compartir -no son «grupos de encuentro» para conocerse o hablar de cuestiones interesantes-, sino experimentar la riqueza del silencio, como «marco» de la práctica meditativa, en la que queremos adiestrarnos en la capacidad de atender a lo que acontece y, de ese modo, aprender a vivir en la Presencia.
  • Eso explica que, en los talleres en los que se cuida el silencio estricto, se produzca una «extraña» paradoja que puede experimentar todo participante:se alcanza un nivel de «comunicación» inédito e impensable, mucho más hondo que cuando alguien se prodiga en hablar con todos. Lo vivido en el reciente taller de Ciempozuelos, en un grupo de 58 personas, constituyó una prueba patente.
  • Lo que suele ocurrir, en no pocos casos, es que se suele tener miedo al silencio…, aunque intentemos justificar nuestra huida de él. Ese miedo suele transformarse en resistencia a permanecer mucho tiempo callados. La resistencia se manifiesta como ansiedad. Y la ansiedad empuja hacia adelante, en este caso, a salir del silencio. Pues bien, probablemente, la actitud más constructiva sería, no la huida, sino la de acoger la propia ansiedad, para no verla como “problema”, sino como “maestra”, que nos llama a amarnos y a venir al presente.  

Termino reproduciendo unos testimonios que me hicieron llegar algunos participantes en otro taller anterior. Quizás despierten nuestro gusto por el silencio…, que sólo valoraremos en su riqueza cuando lo hayamos experimentado.  

  • «Me parece que es necesario respetar el silencio totalmente, como el marco que favorece la experiencia: Si el silencio es total, no se hacen corrillos a la salida de la sala de meditación, no se habla en los paseos vespertinos, no se dice «pásame la sal» en la comida, sino que con un gesto vale… Es necesaria una cierta soledad para entrar en la experiencia, que cada uno esté en lo suyo, aunque en este caso sea una soledad compartida, disfrutada en compañía«.
  • «El silencio me parece fundamental, absoluto silencio, sobre todo porque son talleres cortos y se necesita para VER lo que normalmente NO VEMOS, para entrar en nosotros mismos y que lo vivido en los momentos de meditación cale de una manera más profunda«.
  • «En los retiros que he hecho yo en India, se aconseja no leer, no escuchar música, no hablar, no usar el móvil, no escribir…nada, simplemente meditar y salir a la naturaleza, andar, hacer ejercicio físico«.

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TALLERES  DE  MEDITACIÓN

EN VERANO

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                Objetivo: ACOGERSE – ATENDER – ESTAR (SER)

  • Practicar la acogida de sí
  • Adiestrarse en silenciar la mente
  • Crecer en la vivencia del presente
  • Tomar distancia del yo y abrirse a la verdadera identidad
  • Apertura a la vivencia de la No-dualidad              

 

        Contenido

  • Dedicaremos la mayor parte del tiempo a la práctica meditativa, según el horario señalado más arriba.  

  • En clima de silencio completo (leer más arriba lo relativo al silencio).                     

DISTRIBUCIÓN DE LA JORNADA

                    08,00 hs.    Levantarse

                    08,30 hs.    “Despertar”                   

                    09,00 hs.    Desayuno

                    10,00 hs.    Práctica meditativa

 

                    14,00 hs.    Comida

                    16,30 hs.    Práctica meditativa

                    18,00 hs.    Práctica meditativa

                    21,00 hs.    Cena

                    21,45 hs.    «Acoger todo al terminar el día»

 

 Los asistentes se comprometen a mantener el silencio y a participar en las prácticas meditativas.

 El encuentro empieza con la cena del primer día y termina con el desayuno del último.