QUÉ SOY YO // Esther Fernández Lorente

                                                               

                                               

 

                                              Qué soy yo
                                               sin las respuestas de libro,
sin teorías que apagan mi voz,
en esa verdad donde nunca alcanzo
a pronunciar ya las viejas palabras.

                                               Qué soy yo
                                               si no soy la piel gastada
que roza el sol reverenciando arrugas,
si no soy mi sonrisa ni mis manos
ni la mirada que ve con torpeza.
Si no soy el éxito cuando me aplauden
ni el fracaso si no escuchan mi voz.

                                              Qué soy yo
                                              si no soy mis emociones
cuando me siento, a veces, tan ajena
o tan intima y dueña de esta casa,
si no soy mi tristeza ni los miedos
tatuados en las líneas de mi mapa,
si no soy esa calma, ese anhelo
de tocar el embrujo de la vida.

                                                Qué soy yo
                                                si no soy esas ideas
que embriagan y conducen torpemente,
si no soy lo que pienso, lo que digo,
esa imagen tan grabada en mis creencias
ni la voz que me habla sin descanso.

                                                 Qué soy yo
                                                 si puedo notar mi cuerpo,
y veo cada idea, cada paso,
si me doy cuenta de que estoy sintiendo,
si contemplo mis manos sosteniendo
esta única pregunta de la vida.

Qué soy yo
más allá de todo eso.
Qué soy yo.
Más allá y en todo eso,
solo,
soy.

Esther Fernández Lorente.

PAZ Y DIVISIÓN

Domingo XX del Tiempo Ordinario

14 agosto 2022

Lc 12, 49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

PAZ Y DIVISIÓN

Parece que el texto que antecede no solo no habría salido de los labios de Jesús, sino que se trataría de un vaticinio ex eventu. Es decir, habría sido escrito después de que aquellas primeras comunidades hubieran experimentado la división en sus propias familias, como consecuencia de la adhesión al nuevo movimiento religioso. Para cuando se escriben esas frases, lo descrito en ellas en forma de profecía para el futuro, ya había sucedido: de la misma manera que los seguidores de Jesús empezaron a ser excomulgados de la sinagoga, sintieron igualmente el rechazo por parte de aquellos miembros de la propia familia que se situaban en una posición contraria.

Ambas reacciones son frecuentes en la historia de los grupos humanos: quienes adoptan un camino nuevo suelen alejarse de los demás, en una actitud con ciertos tintes sectarios; por el otro lado, quienes se oponen a las innovaciones tienden a juzgar, descalificar y condenar a los primeros.

Más allá de la anécdota, es inevitable que en todo grupo humano existan tensiones, consecuencia de ser diferentes. La tensión estimula y enriquece cuando es bien vivida. Por el contrario, cuando no se asume ni gestiona de manera adecuada, se convierte en conflicto y enfrentamiento.

Mientras, en el primer caso, la diferencia es vivida como factor de enriquecimiento, en el segundo se absolutiza en ella misma, olvidando cualquier otra referencia.

Todo ello invita, desde mi perspectiva, a cuestionarnos en que tipo de consciencia nos vivimos. Si nos movemos en una consciencia de separatividad, las diferencias se absolutizan y desembocan en conflicto tan irremediable como doloroso y estéril. Si estamos anclados en la consciencia de unidad, comprendemos que, aun siendo diferentes, somo lo mismo. Y es esta comprensión la que nos permite reconocer, permitir, aceptar y gestionar las tensiones sin fomentar la división o separación excluyente.

¿Cómo vivo las inevitables tensiones? ¿Desde qué tipo de consciencia?

SILENCIO Y VIDA // Josean Manzanos

“Cuando somos capaces de entrar en nuestro silencio personal, descubrimos el sentido de todo. No hace falta nada más”.

Entrevista de Eunate F. Domínguez a Josean Manzanos, Presidente de la asociación Ixileku Elkartea.

En Noticias de Álava, 2 de julio de 2022:
https://www.noticiasdealava.eus/gasteiz/2022/07/02/capaces-entrar-silencio-personal-descubrimos-5767897.html

La asociación “Ixileku” enseña a encontrar la paz emocional desde el silencio.

Es padre de cuatro hijos, profesor de secundaria, escritor y también es responsable de los masters universitarios y de los cursos de Expertos de Educación de la Interioridad en España y América Latina, cofundador de Urleku (ONG que trabaja en la creación de pozos de agua en comunidades de países del Sur que no tienen acceso al agua potable), y Josean Manzanos también es presidente de la asociación Ixileku Elkartea y creador de espacios de silencio en las ciudades y en los espacios públicos. Precisamente esta asociación enseña a encontrar la paz emocional desde el silencio y se expresa como una asociación sin ánimo de lucro que, de forma orgánica, colectiva, independiente y aconfesional, apuesta por un camino de introspección para alcanzar la plenitud y felicidad a través de una experiencia interior. Todos los jueves los ciudadanos pueden conectar con esta experiencia y conectar desde el silencio.

Desde su asociación, todos los jueves hacen una actividad familiar que se llama ‘espacios verdes, lugares de silencio’. ¿En qué se basa esta actividad? 

Está basada en un proyecto que realizamos para el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Firmamos un convenio de colaboración para unir los espacios verdes de la ciudad con espacios de silencio para las personas que los disfrutan. El gran problema que se observaba en la ciudad era que, aun viviendo en una capital verde rodeada de espacios naturales, muchas personas no lograban conectar estos espacios exteriores de naturaleza con su propia geografía interior. Nosotros como asociación realizamos un proyecto que vinculara el espacio exterior de la ciudad, con el espacio interior de las personas que habitamos la ciudad.

¿A quién está dirigida? 

Está dirigida a todas las personas de todas las edades, aunque recomendamos que las personas que acuden con niños vengan acompañadas para poder orientar la actividad dentro del silencio. Llevamos ya ocho años realizando esta propuesta de silencio, todos los jueves durante todas las semanas del año de forma ininterrumpida, excepto los días festivos y el mes de agosto.

¿Cómo nació esta idea?

Esta idea nace fundamentalmente para dar respuesta al ruido constante en el que todas las personas vivimos. Ya somos conscientes como ciudadanos que un mundo sumergido en el ruido nos desestabiliza, nos perturba, y nos descentra. Además, somos una asociación que apuesta por la creación de espacios de silencio y meditación en las ciudades para ofrecer un sentido a nuestro quehacer cotidiano más allá del propio hacer, y así poder centrarnos en lo que realmente somos como humanidad.

¿Cuál es el objetivo de esta actividad?

El objetivo es sencillo y, a la vez, fundamental: ofrecer un tiempo de silencio compartido dentro de un espacio natural de forma que conecte nuestra geografía interior con lo que vemos y con lo que nos rodea habitualmente. Esta es la razón que da sentido a realizar está actividad en un espacio como Ataria, que es uno de los iconos más importantes de la presencia de la naturaleza dentro de la ciudad.

Sois una asociación sin ánimo de lucro que pretende apostar por un camino de introspección para alcanzar plenitud y felicidad a través de una experiencia interior. ¿Cuáles son las técnicas que utilizáis para lograr esta plenitud interior?

Entendemos que las personas no podemos encontrar una plenitud total sin un camino de introspección que nos permita entendernos y entender lo que nos rodea. Por eso, nuestras técnicas son diferentes para poder ofrecer a cada persona aquella que más se acerque a su propia experiencia personal. No tenemos métodos propios y estructuras fijas, sino que abrimos posibilidades y caminos diferentes para cada persona, aunque todas ellas tienen un centro común al que se dirigen; el silencio. Son formas y accesos que nos permiten llegar hasta ese silencio personal y colectivo. En nuestra página web ofrecemos un gran abanico de posibilidades que vamos trabajando en diferentes momentos y lugares.

¿Cuáles son los diferentes caminos y posibilidades al acceso interior?

Todos los caminos y posibilidades hacia el interior tienen que atravesar las tres dimensiones más importantes de las personas: la mente, el cuerpo y las emociones. Y en torno a estos tres ámbitos, ofrecemos diferentes caminos de introspección. Todos ellos están enfocados a encontrar un silencio habitado por una experiencia de totalidad, plenitud y de sentido.

¿Cómo nació esta asociación?

Nuestra asociación nace desde hace ya más de 20 años cuando descubrimos que la pregunta más importante que las personas nos podemos hacer es: ¿cómo descubrir el sentido de la vida y lo esencial que habita en nosotros? Comenzamos desde entonces un camino que estado nutrido por diferentes experiencias que nos han permitido encontrar el centro de nuestra asociación que es caminar hacia el silencio.

¿Quiénes pueden acudir a vosotros?

Formamos la asociación personas de todas las edades. Familias con hijos, jóvenes y personas de avanzada edad. Entendemos nuestra asociación como un espejo de la propia realidad que vivimos en la que lo intergeneracional es una riqueza. Y pueden acudir a nosotros personas de todas las edades, culturas, creencias, y de todas las formas de entender la vida y su sentido.

¿Cuántas personas trabajan esa paz emocional con esta asociación?

Realmente no trabajamos la paz emocional como objetivo. Más bien trabajamos la experiencia de encuentro con el silencio profundo, que te permite estar en paz contigo y con los demás. No es un trabajo emocional, es una experiencia de sentido. Somos más de 60 personas las que formamos la asociación, pero son muchas más las que se vinculan a nosotros desde las diferentes experiencias que realizamos. Además, tenemos en otras ciudades personas que comparten su vínculo con la asociación y que realizan también actividades centradas en el silencio y coordinadas con nosotros.

¿Por qué desde el silencio?

Esta es la pregunta más importante. El silencio es la forma natural de la vida; todo está en silencio, y somos nosotros quienes lo solemos perturbar. Entendemos el silencio como la experiencia definitiva a la que se llega cuando se encuentra el sentido de la vida y de la existencia. Todo lo que rodea al silencio lo vivimos como formas de acceso anteriores, pero no últimas. Cuando somos capaces de entrar en nuestro silencio personal, descubrimos el sentido de todo. No hace falta nada más.

También se definen como exploradores.

Realmente nos sentimos así. Más exploradores que otros conceptos que invitan al sedentarismo o al conformismo de lo que ya se ha encontrado hasta este momento en la historia. Una persona exploradora siempre está abierta a descubrir algo nuevo. Los accesos que muchas veces nos ofrecen los caminos de introspección recorridos hasta el siglo XX invitan más al sedentarismo que a la exploración. Y nosotros nos sentimos siempre enfocados hacia esa apertura que ofrece la novedad que se abre en cada tiempo de la historia.

¿Cuál es vuestra filosofía de vida?

Cuando nos preguntan quiénes somos, siempre decimos que tenemos cuatro fuentes de las que bebemos. Una es el silencio, como lugar definitivo de sentido y plenitud. Es el centro de nuestra experiencia. Otro es el cuidado entendiendo que cuando nos sentimos profundamente vinculados a los demás, entendemos realmente qué significa la palabra amar. La tercera fuente es la apertura sabiendo que debemos estar permanentemente dispuestos a incorporar nuevas percepciones que nos permitan entender la propia evolución de la vida; no quedarnos con lo ya sabido y descubierto. La última, es la indagación porque sentimos que en esta actitud de exploración descubrimos la posibilidad permanente de entendernos mejor y de comprender más que no nos rodea.

En los últimos años cada vez son más las personas que conectan con este estilo de vida más pausado, relajado, incluso la meditación es una actividad cada vez más demandada entre los ciudadanos y el yoga está cogiendo fuerza. ¿Qué opinas al respecto?, ¿vivimos en una sociedad muy estresada?

No conectamos con un modo de vida más pausado porque sea una moda. Conectamos con una forma de entender la vida más silenciosa y pausada porque es la manera de entenderla. Una vida que está separada de esta quietud que tiene toda la existencia, se convierte en una enfermedad. Y esta es la razón por la que tantas personas no se sienten bien y necesitan diferentes ayudas y terapias. En Ixileku no nos identificamos particularmente con ninguna técnica concreta como yoga, zen, u otras, y, a la vez, con todas ellas y aquellas otras que permiten encontrar ese sentido de la vida a través del silencio. Esas barreras que algunas personas ponen entre occidente y oriente, o entre creencias y no creyentes, para nosotros no existen. Nuestra vida como asociación y nuestro camino común, está centrado en la experiencia de una espiritualidad sin adjetivos; en silencio de plenitud; un vacío fértil en el que está todo.

¿Qué tipo de actividades soléis realizar?

Nuestras actividades centrales son aquellas que tienen que ver con los espacios de silencio y meditación que hemos creado y ofrecemos en cada lugar. Además, también ofrecemos diferentes accesos al silencio a través de meditaciones guiadas, de la palabra, de las tertulias, del movimiento, del arte, de la música y de formaciones de indagación presenciales y on-line. Todas nuestras actividades se ofrecen desde una conexión con la naturaleza, y todas nuestras experiencias tienen que ver con la exploración de ese silencio dentro uno mismo y de la Vida.

¿Por qué vuestro símbolo es un círculo en espiral?

Con este símbolo expresamos lo que hemos descubierto; existe un lugar interior de plenitud; un vacío fértil (que no es hueco ni está vacío) que da sentido a la vida y que se abre permanentemente hacia una comprensión más amplia; más dilatada. Podríamos decir que “Ixileku es la palabra en el extremo del silencio…”

¿Se puede vivir en calma siempre?

Dentro de nosotros mismos siempre hay un lugar de calma. La dificultad es permanecer en ese lugar interior y saber qué es ahí donde nada está inquieto. Normalmente vivimos en la corteza de nosotros mismos y por ello nos sentimos desorientados. Cuando aprendemos a estar en ese lugar interior de serenidad, toda inquietud externa se percibe pasajera.

¿Es difícil llegar a esa paz espiritual o plenitud total?

Todo lo que queremos alcanzar como personas necesita de práctica, constancia y un cierto esfuerzo. Pero una vez que mantenemos nuestro entrenamiento interior, el camino se hace más fácil. Para llegar a una paz interior y a una plenitud de vida (y esto lo saben y viven los más jóvenes y las nuevas generaciones), no hace falta ser una persona especial, ni seguir a un gurú, ni tener un maestro, ni pertenecer necesariamente a un movimiento religioso…; basta con tomar la firme convicción de hacer un camino hacia dentro y permanecer en él.

¿Qué consejos daría a una persona que está en este momento ‘atascada’ emocionalmente o con cuadros de ansiedad?

Más que consejos yo le invitaría entrar en un proceso interior de reconocimiento, observación y crecimiento. La ansiedad es un estado que manifiesta una distorsión o distancia entre lo que eres, lo que piensas y lo que haces. Y las personas también tenemos que alcanzar y reconocer que nuestra vida emocional es menor que nuestro estado esencial. Es decir, una vez identificada y gestionada nuestra emoción, podemos aprender a distanciarnos de ella, porque lo que hay en el interior de nosotros mismos es mucho mayor. La emoción es pasajera, lo que somos permanece siempre.

¿Quién puede apuntarse a vuestra asociación y cómo se trabaja con vosotros?

Para sumarse a nuestra asociación es muy sencillo. Basta con conocernos y sentir que lo que hacemos conecta con lo que esa persona siente y busca. No pedimos nada más. Ser parte de Ixileku es comenzar un camino hacia el silencio que cada persona hace de forma individual y colectiva. Además, supone poder participar y animar todas las experiencias que ofrecemos. Yo invitaría a entrar en nuestra página web: www.ixileku.org y participar de algunas de las experiencias y encuentros que ofrecemos. En Vitoria-Gasteiz nos podemos encontrar cada jueves a las 19.00 horas en el Centro Ataria (junto al Bakh, c/ Biosfera, 4) y compartir silencio común.

DONDE ESTÁ NUESTRO TESORO, ALLÁ ESTARÁ NUESTRO CORAZÓN

Domingo XIX del Tiempo Ordinario

7 agosto 2022

Lc 12, 32-48

Dijo Jesús a sus discípulos: “No temas, pequeño rebaño; porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino. Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle, apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentra en vela: os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros estad preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre”. Pedro le preguntó: “Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?”. El Señor le respondió: “¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo al llegar lo encuentra portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: «Mi amo tarda en llegar», y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse; llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá”.

DONDE ESTÁ NUESTRO TESORO, ALLÍ ESTARÁ NUESTRO CORAZÓN

La sentencia de Jesús invita a poner luz en aquello que consideramos nuestro tesoro. ¿Qué es, en la práctica, más allá de las palabras, lo realmente importante para mí? Porque será eso lo que me movilizará, ya que ahí habré puesto también mi corazón.

Un modo simple de saber cuál es nuestro tesoro consiste en ver cómo reaccionamos ante las diferentes pérdidas o las frustraciones. Porque aquella pérdida o frustración que más me altere será un indicador inequívoco de que allí tenía puesto mi corazón. La explicación es simple: reaccionamos con mayor intensidad cuanto más valoramos aquello que perdemos. La alteración que nos produce una pérdida es directamente proporcional al valor que atribuimos al objeto perdido y al apego que vivíamos hacia él.

Por lo tanto, únicamente podremos liberarnos de los falsos “tesoros”, que terminan confundiéndonos y esclavizándonos, cuestionando, tanto el valor que atribuimos a las cosas, como nuestro apego a las mismas. Es claro que valor y apego son deudores del modo como nos vemos a nosotros mismos. Al crecer en comprensión de lo que soy, siendo consciente de que, en mi verdadera identidad, soy plenitud de consciencia, dejaré de atribuir un valor desproporcionado a lo que solo es un objeto. Y, en consecuencia, aflojará en la misma medida el apego que vivía hacia él.

Dicho brevemente: la comprensión relativiza tanto el valor como el apego. Porque desnuda a los objetos de su pretensión de ser “tesoros”, lo cual permite, a su vez, que nos liberemos del apego y pongamos nuestro “corazón” en lo realmente real.

¿Qué es lo que más valoro? ¿A qué estoy más apegado?

LA TRAMPA DE LA CODICIA

Domingo XVIII del Tiempo Ordinario

31 julio 2022

Lc 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno del pueblo a Jesús: “Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia”. Él contestó: “Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?”. Y dijo a la gente: “Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes”. Y les propuso una parábola: “Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha. Y se dijo: «Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe, y date buena vida». Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado ¿de quién será?». Así será el que amasa riqueza para sí y no es rico ante Dios”.

LA TRAMPA DE LA CODICIA

En cuanto deseo vehemente de posesión de cosas, bienes o riquezas, la codicia se caracteriza por la voracidad. Y la voracidad, a su vez, nace de un hambre insaciable que carece de límites y no se detiene ante nada en su afán depredador.

Codicia y voracidad esconden inseguridad de base -consciente o no-, que es la que se intenta paliar a base de la posesión de riqueza. Pero caen en la trampa de pensar que esta calmará el vacío percibido como amenaza.

En realidad, la trampa es doble: por una parte, no se advierte que el vacío que se teme es simplemente consecuencia de la identificación con el yo; por otra, se piensa que ese vacío puede ser colmado de manera eficaz.

El yo es vacío, en cuanto carece de consistencia propia. Por tanto, mientras dure la identificación con él, el vacío estará siempre presente. Sin embargo, al abrirnos a la comprensión de nuestra verdadera identidad, apreciamos que, más allá de ese nivel “personal”, somos plenitud.

El vacío es un pozo sin fondo imposible de ser colmado. De ahí que embarcarse en esa tarea implique entrar en una dinámica caracterizada por la voracidad, pero tan inútil y estéril como ansiosa.

La parábola de Jesús contrapone la codicia a “ser rico ante Dios”. Y tal indicación muestra el camino para salir de la ignorancia -fuente de la codicia y de la voracidad- y asumir una actitud y un comportamiento en coherencia con lo que somos, caracterizados por la confianza y la ofrenda.

“Ser rico ante Dios” significa vivir en la luz de la comprensión de lo que somos. En la metáfora, “Dios” es lo opuesto al “yo”. Si vivir identificados con el yo conduce a la codicia y la voracidad, vivir en la comprensión de nuestra verdadera identidad nos ancla en la confianza, en la libertad interior frente a miedos e inseguridades y en la ofrenda que nos lleva a compartir.

¿Vivo más en clave de voracidad o de ofrenda?

NEUROTECNOLOGÍA E INTELIGENCIA ARTIFICIAL: FUTURO INMEDIATO

Entrevista de Manuel Asende a Rafael Yuste y Darío Gil, en El País, 5 enero 2022: https://elpais.com/ciencia/2022-01-05/tener-un-sensor-en-la-cabeza-sera-de-rigor-en-10-anos-igual-que-ahora-todo-el-mundo-tiene-un-telefono-inteligente.html

“Tener un sensor en la cabeza será de rigor en 10 años, igual que ahora todo el mundo tiene un teléfono inteligente”.

El neurocientífico Rafael Yuste y el ingeniero Darío Gil alertan en la Casa Blanca de la inminente llegada de dispositivos que conectarán el cerebro directamente con internet.

Dos expertos españoles estuvieron a comienzos de noviembre en la Casa Blanca, en Washington, convocados por el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. El neurocientífico Rafael Yuste, catedrático de la Universidad de Columbia, y el ingeniero Darío Gil, director mundial del área de investigación de IBM, alertaron en la residencia del presidente estadounidense de la inminente llegada de un mundo en el que los ciudadanos se conectarán a internet directamente con el cerebro, mediante gorras o diademas capaces de leer el pensamiento. En ese hipotético porvenir, un algoritmo podrá autocompletar la imaginación, como ya hacen los programas informáticos de procesamiento de textos con las palabras. Los primeros dispositivos, todavía rudimentarios, podrían estar en 10 años a la venta en las tiendas de electrónica, según los cálculos de estos expertos.

Yuste, madrileño de 58 años, y Gil, madrileño nacido en Murcia hace 46 años, son dos de los protagonistas del último documental del cineasta alemán Werner Herzog, un recorrido por las asombrosas fronteras de la neurotecnología y la inteligencia artificial. La película, con el título provisional de El teatro del pensamiento, termina en Chile, el país que hace tres meses se convirtió en el primero en proteger la información cerebral de sus ciudadanos en su Constitución.

Pregunta. ¿Cuáles son las implicaciones de estas tecnologías?

Rafael Yuste. La implicación más importante es que va a cambiar la naturaleza del ser humano. Nos vamos a convertir en híbridos. Esto es una cosa que va a ocurrir sí o sí. No tengo ni la más mínima duda.

P. ¿Qué es ser híbrido?

R.Y. Ahora dependes de tu teléfono móvil para hacer cada vez más cosas: encontrar una calle, llamar, usar el calendario, la agenda telefónica, la calculadora… En realidad, lo único que hace el teléfono es conectarte a la red. Esta conexión, en vez de estar en el teléfono en el bolsillo, la vamos a tener directamente en la cabeza, por una interfaz cerebro-computadora. Estas interfaces serán posiblemente no invasivas y serán distribuidas de manera masiva a toda la población. Y esto trasladará una parte cada vez mayor de nuestro procesamiento mental al exterior. La memoria, por ejemplo. Una memoria externa nos mandará la información de vuelta. Y eso va a ser beneficioso en el sentido de que va a dar un acelerón a las capacidades cognitivas y mentales de los humanos. Ahora hay una brecha entre la gente que tiene acceso al mundo digital y la gente que no. Si no tienes teléfono móvil, empieza a ser complicado hacer cosas tan simples como ir al médico o hacer una transferencia de dinero. Pues esto va a ser una brecha mucho mayor. Habrá gente que estará aumentada y gente que no lo estará. Y eso cambiará la especie humana.

P. ¿De qué año estamos hablando?

R.Y. Depende. Será una cosa gradual. Primero llegarán dispositivos y aplicaciones que nos permitirán registrar y descifrar la actividad mental. Estamos hablando de 10 años.

P. ¿Con diademas o cómo?

R. Y. Con diademas, con gorras o con cascos. Las primeras aplicaciones importantes pueden ser, por ejemplo, para escribir mentalmente o para traducción simultánea. Imagina que llegas a un país, con tu diadema: piensas en tu idioma y tienes un altavoz que habla el otro idioma. Y, por supuesto, como la humanidad es lo que es, lo primero serán juegos y porno. Y luego, 10 años más tarde, yo creo que vendrán las tecnologías para introducir información en el cerebro, que siempre es más difícil. Y ahí ya será de verdad la aumentación mental. Si tú quieres acabar la frase en la que estás pensando, un algoritmo te la acabará, igual que ahora cuando estás escribiendo te la autocompleta. Imagina que te la autocompleta no solo con lo que quieres escribir, también con qué tienes que comprar en el supermercado, qué pareja quieres buscar, qué decir a la gente con la que estás hablando. Si ahora hablase con una persona y tuviera acceso a todo lo que ha hecho durante su vida, podría contarle otra cosa que le interese. Y, por supuesto, podría conducir o manejar mentalmente cualquier tipo de maquinaria. Yo digo que va a ser un nuevo renacimiento, porque la especie humana de repente salta hacia arriba, se conecta a computadoras cuánticas[ordenadores con una capacidad de cálculo muchísimo mayor]. Imagina una computadora cuántica ayudándote a decidir dónde tienes que invertir o qué carrera tienes que escoger. Estamos hablando de una especie humana muy distinta.

P. ¿Todavía con gorra o diadema o ya sería un dispositivo implantado en el cerebro?

R.Y. Depende. Un equipo de la Universidad de Stanford ha conseguido este añoque pacientes paralíticos, que no pueden hablar, escriban como si estuvieran escribiendo a mano, pero a base de pensar, con tecnología implantada. Ese problema, técnicamente, ya está solucionado. De aquí a 10 años, si hablamos de tecnología implantada, se podrá meter información de ida y vuelta. La tecnología implantada es muchísimo más potente, pero no la puedes vender en un supermercado, porque necesitas que un neurocirujano te la ponga. Siempre estará en el ámbito médico. El problema ético y social más gordo es la tecnología que no está implantada, la que no es invasiva, porque se puede comprar como si fuese electrónica de consumo, no está regulada, y puede llegar a toda la población.

P. En la Casa Blanca están interesados en los riesgos de este futuro.

Darío Gil. Hay un deseo de avanzar en la neurotecnología en sí misma, para usos muy positivos: en personas con discapacidad, paralíticos, gente que tiene una necesidad desde el punto de vista médico. Y luego puede haber también aplicaciones que no son tan controvertidas, pero hay que pensar en cómo las vamos a gestionar y regular, sobre todo la parte que es un producto electrónico de consumo. Uno se puede imaginar consecuencias muy negativas: en la libertad de expresión o en la libertad de conciencia, por ejemplo. Podemos imaginar interrogatorios en países sin ninguna protección de derechos, con la posibilidad de extraer conocimiento directamente de ti. Puede ocurrir en los años venideros. Nosotros creemos que tiene que haber un diálogo, no solo social, también a nivel de gobiernos, que defina el uso de este tipo de tecnologías, para guiarlas por un camino positivo.

P. ¿Ustedes creen que se van a leer los pensamientos sí o sí?

D.G. Sí, es cuestión de tiempo. Desde el punto de vista invasivo, sabemos que es posible.

P. ¿Y con una gorra también?

R.Y. Antes o después. La neurociencia avanza imparablemente y el pensamiento está generado por el cerebro. Cuanto más descodifiquemos el cerebro, más descifraremos la actividad mental. La cuestión no es blanco y negro, es un continuo. Ahora mismo con una gorra puedo averiguar si estás despierto, si estás dormido, si estás atento. Con un casco, mejor. Podría saber qué partes de tu cerebro se están activando: la visual, la de las emociones, la sensorial. Eso hoy. En 10 años, posiblemente podrás escribir a máquina [con la mente].

P. ¿Cómo sería esa hipotética unión cerebro-ordenador cuántico? ¿Qué podría hacer un humano?

D.G. Vamos a conectar el cerebro a sistemas de computación externos. No es solo qué va a pasar con la inteligencia artificial o qué va pasar con la computación cuántica o qué va a pasar con el mundo de cálculos precisos, sino qué va a pasar con la combinación de todo ello. Si tienes una hiperaceleración de la capacidad de computación y la conectas de manera muy simbiótica con el ser humano, es una explosión cámbrica. La computación te va a ayudar a expandir tu conocimiento, tu memoria, tu capacidad de cálculo, de hablar diferentes idiomas, de entender procesos físicos. Imagínate que quieres diseñar una nueva batería para el coche eléctrico: va a expandir tu capacidad de imaginar nuevas moléculas, por poner un ejemplo.

R.Y. Los humanos siempre tenemos miedo a lo que no conocemos. Cuando entras en una habitación oscura siempre estás un poco preocupado por si hay un monstruo. En este caso, yo tranquilizaría a la gente. Lo que viene es una revolución positiva. La ciencia y la tecnología son las mejores herramientas que tiene la humanidad para solucionar cualquier problema. Yo pienso sinceramente que esta será otra herramienta que han hecho los humanos, igual que el fuego, la rueda, el carro, la imprenta y la energía nuclear, herramientas que nos han dado un empujón hacia el futuro y hemos acabado en una situación mucho mejor que antes. Yo creo que esto será igual. Miraremos hacia atrás y pensaremos que antes éramos un poco primitivos.

P. Un experimento en EE UU en 2016 logró averiguar que una persona estaba pensando en una cuchara. ¿Eso ya se puede hacer hoy?

R.Y. La respuesta es sí. No es fácil, te tienen que meter en un buen escáner de hospital. Pero, desde hace ocho años, si piensas en una imagen, se quedan cada vez más cerca de averiguar esa imagen. Te van enseñando fotos y con cada una te hacen un escáner del cerebro, para ver qué partes se activan. Y luego te piden que pienses en una de las fotos que te han enseñado. Piensas en la foto de la cuchara y, como ya saben cómo responde el cerebro, saben que estás pensando en una cuchara. Si te piden que pienses en un cuchillo, aunque no te hayan enseñado un cuchillo, se activa una zona que puede ser la de la cuchara y otra zona de un arma. Entonces pueden averiguar que estás pensando en una cuchara que no es una cuchara. Se van acercando cada vez más. Y eso es hoy.

D.G. Si tienes miles de millones de frases y buscas las correlaciones entre las palabras, puedes empezar a hacer sistemas de predicción del lenguaje con muchísima fidelidad gracias a la inteligencia artificial. Las señales que existen en nuestro cerebro tienen una complejidad extraordinaria, pero podemos utilizar redes neuronales[modelos artificiales que intentan emular el procesamiento de la información del cerebro humano] para extraer las correlaciones, aunque no lo entendamos de manera causal. Conforme mejore la computación, la capacidad de cálculo, la fabricación, los semiconductores, los sensores y demás, seremos capaces de descifrar cosas cada vez más sofisticadas en el cerebro. Y luego está la estadística. Si hay muchas personas conectadas a este tipo de sensores —algunos más invasivos y otros menos—, al final puedes predecir cosas aunque sea un sensor más rudimentario.

P. ¿Podría existir un dispositivo que pasa como un detector de metales por detrás de tu cabeza y lee lo que estás pensando? ¿O es inconcebible?

R.Y. Físicamente, las señales son tan débiles que tienes que tener el sensor justo pegado al cráneo, por ahora. No digo que no pueda ser así en el futuro. En los próximos 5 o 10 años tendrá que ser una gorra o una diadema. Tener un sensor en la cabeza será de rigor en 10 años, igual que ahora todo el mundo tiene un teléfono inteligente porque, si no lo tienes, te quedas atrás. Será una cosa muy común. Tener el sensor en la cabeza te permitirá hacer grandes cosas, pero en principio perderás también el control de los datos mentales.

P. Facebook y Google están en ese negociode conectar el cerebro a ordenadores.

R.Y. Están todas las grandes compañías tecnológicas y muchas otras nuevas. Están surgiendo como setas, porque piensan que va a ser el nuevo salto tecnológico. Están metiéndose también [los empresarios estadounidenses] Elon Musk, Bryan Johnson… Quieren ser los primeros. En el rodaje del documental de Herzog, cuando estuvimos en Seattle, cenamos con el vicepresidente y jefe de inteligencia artificial de Google. Nos enseñó una demostración de su nuevo asistente personal, que según él pasa el test de Turing: no puedes saber que no es una persona. Estuvimos conversando con este programa y fue asombroso. Fue como una conversación con una persona inteligente y, además, cultísima, porque tiene acceso a toda la información del mundo. Yo me quedé de piedra, porque me dio la impresión de que vamos a tener un asistente de estos en la mesa, a la hora de cenar con la familia. Y, por un lado, será buenísimo, porque será como una ventana al mundo.

D.G. Ahora se está haciendo mucho. Generas sistemas de lenguaje natural. En los últimos años trabajábamos con las redes neuronales para temas de clasificación, como el reconocimiento de imágenes. Pero ahora se están creando modelos generativos: crean un texto, crean diálogos, pueden crear imágenes. La reflexión es: ¿qué es un lenguaje? Un lenguaje es, por supuesto, el idioma, pero también puede ser los sistemas de la química o los entornos de programación. Nosotros hemos utilizado estos modelos para crear moléculas químicas. En el futuro, la inteligencia artificial te va a ayudar a escribir el software, igual que estamos viendo sistemas de autocompletar una frase.

R.Y.Es la tormenta perfecta. Por un lado viene la inteligencia artificial, con estos algoritmos que pasan la prueba de Turing y los vas a tener diciéndote lo que tienes que hacer. Y esto lo conectas con el cerebro. La conexión que tenemos ahora con el algoritmo de inteligencia artificial, en el teléfono móvil, es todavía torpe: con mis deditos, mirando. Imagínate conectar esto con el cerebro humano. Es un estallido con repercusiones fortísimas y muy profundas: científicas, médicas, sociales, económicas y también de seguridad nacional. Por eso nos llamaron desde la Casa Blanca. Es inevitable que ocurra, sinceramente. Es el progreso y será para bien, en general, pero tendrá unas consecuencias profundísimas.

P. Cuando hablan de implicaciones para la seguridad nacional, ¿qué están imaginando?

R.Y. Nosotros nunca pensamos en esto, pero los del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos nos llamaron por primera vez hace un año, porque se habían enterado de que China estaba intentando fusionar la inteligencia artificial con la neurotecnología y querían una reunión para informarles sobre todo lo que sabemos sobre neurotecnología en China. Yo no soy un experto en seguridad nacional, pero he oído que les preocupa que los analistas tengan interfaz cerebro-computadora para conectarse directamente a bancos de datos. Si tienes acceso a todo lo que se está diciendo hoy en Afganistán o en Siria, ¿cómo puedes identificar lo que te interesa? Es un problema gordísimo. Y es muy posible que sea solventado con mayor rapidez si conectas a la persona directamente a la red. Otras implicaciones, por supuesto, son las armas robóticas, los conductores de dron conectados entre sí…

P. ¿Directamente cerebro-dron?

R.Y. Varios cerebros con un dron. Sería una posibilidad que podría mejorar la precisión. También están las armas hipersónicas, que se están fabricando en Rusia y en China y acortan el tiempo de reacción para una guerra nuclear a 15 segundos. La respuesta a ese riesgo es tener unos sistemas de inteligencia artificial que, en menos de 15 segundos, puedan decidir si [el ataque] es de verdad o no.

D.G. La convergencia de tecnologías multiplica el progreso y las consecuencias. No hay que hacer solo un análisis de la progresión lineal de cada tecnología de manera independiente: los semiconductores van por ahí, la miniaturización va por ahí, la inteligencia artificial va por ahí, la neurotecnología va por ahí, la computación cuántica va por ahí. Lo que la gente percibe menos es lo que pasa con la intersección, cuando combinas una tecnología con otra y con otra. Eso es menos fácil de predecir. Ahí es cuando se ven avances exponenciales sin que la gente lo anticipe. Estamos intentando que se entienda la importancia de estas tecnologías, que el mensaje llegue al mayor nivel de decisión. Son áreas importantísimas a la hora de invertir y estar en la vanguardia. Y las sociedades democráticas tenemos que decidir qué queremos. La tecnología tiene unas tendencias y va avanzando, lo cual no quiere decir que sea imposible de guiar. Ya ha habido ejemplos en tecnologías anteriores, como la nuclear o la biotecnología, con las que se han desarrollado todo tipo de normativas y sistemas de autogestión para decir: “Por este camino, menos, y si vas tienes que pasar un comité ético”. Que no sea todo el salvaje Oeste.

P. La dictadura china y la norcoreana fabrican bombas atómicas y no pasa nada, aunque haya comités.

R.Y. Yo creo que no es verdad que no pase nada. Hay consecuencias muy graves. Algunos estados están aislados. Y no todo el mundo que quiera se puede hacer las bombas en el garaje. Se han establecido muchísimas limitaciones y hay consecuencias muy serias, lo cual no quiere decir que sea un sistema perfecto. Nosotros no luchamos por la perfección. En el mundo de la ciencia y la tecnología, si vas solucionando más problemas de los que vas generando, por lo menos es un vector de progreso. Nosotros lo que defendemos es que haya un diálogo mucho más activo sobre estas tecnologías, con científicos, empresas, universidades, con el gobierno, para planificar escenarios y anticiparnos. Los gobiernos no controlan la tecnología. Esa es la realidad. Tenemos que inventar otra manera de colaborar con los diferentes actores que son responsables de la creación de esta tecnología. ¿Cuál es el G7 de la tecnología? No van a ser solo ministros y presidentes hablando unos con otros. Necesariamente va a involucrar al sector de ciencia y tecnología que no es parte del gobierno.

P. Podrían estar IBM, Google, Facebook…

D.G. Muchas compañías tecnológicas, universidades, centros científicos. Requiere otra serie de actores alrededor de la mesa dialogando y aportando ideas. Y eso hay que inventarlo, igual que hemos inventado otras instituciones en el pasado. Nosotros creemos que la neurotecnología es un buen ejemplo a la hora de empezar a definir por qué es necesario este tipo de diálogo. Con las cosas tecnológicas, la gente muchas veces no sabe de lo que hablamos. La neurotecnología puede leer lo que está en tu cerebro y también escribir algo en tu cerebro. Tiene unas implicaciones que todo el mundo puede sentir. Si somos capaces de iluminar un área con claridad, seremos más capaces de iluminar otras áreas.

R.Y. Proponemos que la neurotecnología sea la punta de lanza para una discusión más profunda sobre cómo encajar la tecnología en el mundo. Como la neurotecnología toca la fibra del ser humano directamente, muchos pensamos que lo lógico es que la respuesta social sea encajar la neurotecnología en unos derechos humanos existentes o por diseñar. Y, con esta pieza más o menos encajada, puedes mirar con una nueva perspectiva las otras tecnologías, como la inteligencia artificial, que ahora mismo están muy embarradas y es difícil lidiar con ellas.

P. Un día de 2018 la humanidad se desayunó que ya se habían creado niñas modificadas genéticamentecon la técnica CRISPR en China y se creó un comité internacional sobre manipulación genética para decidir qué estaba bien y qué estaba mal. Ustedes sugieren hacerlo con la neurotecnología antes de que ocurra una salvajada.

D.G. Sí, yo creo que uno se puede imaginar el futuro. No es imposible anticipar qué cosas se pueden hacer.

P. Anticipen. ¿Cuál será el escenario en 20 años?

D.G. Sabemos que existen unas señales en nuestro cerebro que se pueden descifrar y también que se pueden inyectar nuevas señales. Sabemos que eso se puede hacer de manera invasiva. La gente conduce coches pensando. Es impresionante lo que puedes hacer. Uno puede anticipar una serie de progresos científicos y tecnológicos por los que lo que a día de hoy es invasivo ya no lo sea.

P. ¿Hablamos de medio siglo? ¿20 años? ¿10 años?

D.G. Algunas cosas importantes pueden pasar de aquí a 10 años. Hay muchas empresas trabajando en ello. Es algo que vamos a ver en nuestras vidas. Y antes de llegar a ese camino hay que empezar a pensar de manera sofisticada sobre este tema. Con [la técnica de edición genética] CRISPR hay comités éticos, para ver qué tipos de experimentos se pueden realizar. Pero nadie habla de la neurotecnología. Al principio será un videojuego o se utilizará para escribir más rápido, pero conforme pase el tiempo se agregarán datos de millones o miles de millones de personas. La privacidad de tus pensamientos puede que esté en cuestión y puede que haya oportunidades de manipulación. Anticipando ese futuro, hay que ver cómo guiarlo.

R.Y. Es lo que llaman el dilema de Collingridge: cuando sale una tecnología nueva no sabes bien para qué se va a utilizar, pero es muy fácil regularla. En cambio, cuando ya se ha implantado en la sociedad conoces perfectamente bien las consecuencias negativas, porque ya llegas tarde. En el caso de la neurotecnología, sobre todo fusionada con la inteligencia artificial, está clarísimo lo que nos viene. Son cosas que ya sabemos hacer en animales. Y si se puede hacer en animales hoy, antes o después se va a hacer en humanos. ¿Por qué esperar a que sea demasiado tarde? Esto va al corazón de lo que es un ser humano, a nuestra mente.

P. Si se sentaran directamente con el presidente estadounidense, Joe Biden, o con el español, Pedro Sánchez, ¿qué leyes nuevas les sugerirían? Ustedes han propuesto tratar los datos cerebrales como si fueran un órgano más, como un riñón.

R.Y. Yo les diría a Biden y a Sánchez que de vicepresidente tengan a un científico o a una científica. Si la mano derecha de un presidente de gobierno es la economía, la mano izquierda tiene que ser la ciencia. Borges decía que es muy importante pensar no solo en lo que ocurre, sino en lo que no ocurre. Así te das cuenta de lo que falta. Y yo echo en falta una vicepresidencia científica.

D.G. La tecnología está avanzando a tal velocidad y sus consecuencias son tan amplias que debería ser una parte fundamental de cómo se gestionan los gobiernos, de cómo se hacen alianzas entre países. Hay alianzas comerciales o militares entre países. A mí no me cabe ninguna duda de que la siguiente generación de alianzas va a ser científico-tecnológica. Eso va a tener una serie de consecuencias muy importantes: qué haces tú, con quién colaboras, con quién no, quién tiene acceso y quién no. ¿Qué consecuencias hay si violas un acuerdo de tecnología y te pasas de la raya siete pueblos? Todo esto va más allá de aprobar esta ley o esta otra. Hay que incorporarlo como un elemento central en las preocupaciones de cada una de nuestras instituciones. Ya está pasando en las empresas. Hoy las empresas son las que hacen más la tecnología. Puedes estar en el sector del automóvil, pero es que en el futuro los coches van a ser ordenadores con ruedas. Esto que ya está transformando las industrias también va a transformar los gobiernos.