LA   REVOLUCIÓN   CUÁNTICA   (4) 

 

 

MÁS  SORPRESAS  PARA  NUESTRA  MENTE  "ORDENADA"

 

 

"Muchos creen estar pensando

cuando están meramente reordenando sus prejuicios" (David Bohm).

 

 

         Apenas salimos de lo “acostumbrado”, nuestra mente no deja de sorprenderse. Y apenas entramos en el mundo de la física cuántica, la sorpresa se convierte en desconcierto y asombro callado.

         Niels Bohr, uno de los iniciadores de la física cuántica y premio Nobel de Física en 1922, afirmaba: “Aquél que no se asombra cuando se encuentra por primera ver con la teoría cuántica es que posiblemente no se ha enterado de nada”.

         En esta entrega sólo quiero aportar algunos datos contrastados por la nueva física y la neurobiología, con el único objetivo de crecer en humildad y en apertura al Misterio que nos envuelve –y que somos-, y al que tantas veces hemos querido reducir a objetos mensurables…

         Con estos datos, algunos sectores de la Nueva Era llegan a decir tonterías: fabulan rápidamente un mundo a su medida; mientras que otros tantos, pertenecientes o herederos de la “ciencia ortodoxa”, los consideran “tabú”: no están dispuestos a ver modificada su propia comprensión del mundo.

         Tomo los datos de los dos libros que cito a continuación y de una “Guía de estudio” preparada por el Instituto de Ciencias Noéticas, a propósito de la famosa película-documental “¿Y tú qué sabes?”. Precisamente, los autores del primero de ellos (Arntz, Chassey y Vicente) son coautores de esa misma película; J. Blaschke es un periodista especializado en todo este campo, así como en estudios transpersonales.

 

William ARNTZ – Betsy CHASSEY – Mark VICENTE, ¿¡Y tú que sabes!?, La Esfera de los Libros, Madrid 2006.

Jorge BLASCHKE, Más allá de lo que tú sabes, Robinbook, Barcelona 2008.

 

 

Resumiendo: La física moderna nos dice que el mundo del sentido común sólo revela una porción especial y limitada de una trama de la realidad mucho más grande y extraña.

Fenómenos tales como “la interconexión no-local cuántica” y el poder que tienen la mente y las emociones de afectar al cuerpo (y a otras partes del mundo físico) no encajan con la historia predominante sobre cómo funciona el mundo.

Ya no podemos ver al mundo que aparecía como real, local, consistente y causal, y tener la plena convicción de que estamos percibiendo toda la realidad. Ni podemos decir que sabemos qué realidad percibimos.

La locabilidad fue reemplazada por la no-locabilidad, la idea de que los objetos están aparentemente separados pero, en realidad, presentan conexión instantánea a través del espacio-tiempo. Con la no-locabilidad, dejó de ser cierto que una acción a distancia, sin que medie algo o alguien, es imposible. De hecho, estas acciones no mediadas son ahora un requerimiento. La causalidad se disolvió, puesto que ahora sabemos que la flecha fija del tiempo es una ilusión persistente, una equivocación apoyada por los presupuestos clásicos de un tiempo y espacio absolutos. Ahora sabemos que las secuencias de eventos dependen de las perspectivas (cuyo nombre técnico es ‘marco de referencia’) de los observadores.

 

 

 

Ciencia y Misticismo

 

¿Ayuda la mecánica cuántica a comprender la consciencia? ¿Cómo nos informa en nuestra comprensión de las dimensiones espirituales de nuestra experiencia? Al tratar estas cuestiones, debemos recordar que es posible crear confusión si mezclamos metáforas con matemáticas. Existen áreas claramente compartidas entre las experiencias místicas de unidad y lo que los físicos describen como el campo cuántico. Aún así, los líderes de la mecánica cuántica – incluso Niels Bohr, Werner Heisenberg y Edwin Schrodinger – rechazaron la idea de que la física y el misticismo estuvieran describiendo los mismos fenómenos. Según Max Planck, los esfuerzos por juntarlas se “fundan en la equivocación o, para ser más preciso, en haber confundido la imagen de la religión con los enunciados de la ciencia. De más está decir que los resultados no tienen ningún sentido.” 

         Sin embargo, tiene sentido buscar una reconciliación entre la ciencia y la espiritualidad. Pero con todas las cautelas que nacen de la lucidez, tal como se ponen de relieve en un trabajo que cité y recomendé en la primera de estas entregas. Se trata de la Introducción al libro Cuestiones cuánticas. Escritos místicos de los físicos más famosos del mundo, editado por Ken Wilber. A él remito.

 

 

 

 

Algunas frases que dan que pensar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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POSTDATA

 

 

         En estas cuatro entregas, he ofrecido abundante bibliografía. Quiero terminar sugiriendo un nuevo libro, que me facilitó una buena amiga y que, aunque no tiene que ver directamente con este tema, los amantes de la filosofía y de un cierto tipo de humor (estilo “Tip y Coll”), sin duda, apreciarán.

 

         Se trata del libro de Thomas CATHCART y Daniel KLEIN, Platón y un ornitorrinco entran en un bar… La filosofía explicada con humor, Planeta, Barcelona 2009. (El título se entiende mejor si se sabe que, en inglés, ornitorrinco se dice “Platypus”. De ahí el juego de palabras del título original: “Plato and Platypus walk into a bar…”).

 

         Es una filosofía muy “marxista” pues, como reconocen los autores, la esencia de su ideología la resumió su “abuelo filosófico” Groucho Marx, cuando dijo: “Estos son mis principios; si no les gustan, tengo otros”. Es el mismo Groucho lector, que sentenció (y esto da una idea del tipo de humor al que me refería): “Fuera del perro, el mejor amigo del hombre es el libro. Dentro del perro está tan oscuro que no se puede leer”.

 

         Quizás por eso, más que filosofía, ellos prefieren llamarla “filochistes”. Y todo empieza con este diálogo griego antiguo, que ilustra el concepto filosófico de “retroceso infinito”.

 

DIMITRI: Si Atlas sostiene el mundo, ¿qué sostiene a Atlas?

TASSO: Atlas se sostiene sobre el caparazón de una tortuga.

DIMITRI: Pero ¿sobre qué se sostiene la tortuga?

TASSO: Sobre otra tortuga.

DIMITRI: ¿Y qué sostiene esa tortuga?

TASSO: Querido Dimitri, de ahí para abajo todo son tortugas.

 

 

         No me parece mal que, tras los “misterios” y desconciertos en los que nos introduce la física cuántica, nos tomemos un tiempo para reírnos de todo aquello que nuestra mente racional tiende a “sacralizar”. Sin contar con que el humor va de la mano con la sabiduría y la risa es buena para el corazón. 

 

 

 

Teruel, 23 noviembre 2009