TÚ…

 

 

¡Oh Tú!, el Más allá de todo,

¿no es quizá esto todo lo que se puede cantar de Ti?

 

¿Qué himno te dirá, qué lenguaje?

Ninguna palabra puede expresarte

 

¿A qué se aferrará el espíritu?

Tú sobrepasas toda inteligencia.

 

Sólo Tú eres indecible,

pues todo lo que se dice ha salido de Ti.

 

Sólo Tú eres incognoscible,

pues todo lo que se piensa ha salido de Ti.

 

Todos los seres,

los que hablan y los que son mudos, te proclaman.

 

Todos los seres,

los que piensan y los que carecen de pensamiento, te rinden homenaje.

 

El anhelo universal,

el universal gemido, tiende hacia Ti.

 

Todo lo que es te invoca,

y hacia Ti todo ser que piensa tu universo

hace subir un himno de silencio.

 

Todo lo que permanece, permanece por Ti:

por Ti subsiste el universal movimiento.

 

De todos los seres Tú eres el fin;

Eres todo ser, y no eres ninguno.

 

No eres un solo ser,

no eres tampoco su conjunto.

 

Eres todos los nombres,

y ¿cómo te nombraría yo,

 Ti, el único que no se puede nombrar?

 

¿Qué espíritu celeste podrá penetrar

las nubes que cubren el mismísimo cielo?

 

Ten piedad,

Oh Tú, el Más allá de todo.

¿No es quizá esto todo lo que se puede cantar de Ti?

 

 

 

Poema atribuido a San Gregorio de Nacianzo (s. IV)

De la edición francesa del "Livre des heures”,

Prière du temps présent"

Oficio de lecturas, miércoles de la 3ª Semana.