SER PADRES, SER MADRES: DAR VIDA Y AYUDAR A VIVIR[1]

 

  

CAUCES  --  ACTITUDES  --  VALORES

        

            Hoy somos conscientes de que educar a un niño no consiste en llenar su mente con informaciones más o menos útiles. Ni tampoco en tratar de modelarlo desde el exterior, a partir de expectativas ajenas a él. Educar -lo dice la etimología de la palabra- significa poner los medios adecuados y favorables para que pueda salir a la luz lo mejor que ese niño porta ya en sí mismo. Es el niño quien tiene que dar a luz al ser que lleva en su interior. El educador, la educadora, el padre y la madre, habrán de ser, pues, comadronas que faciliten la vida que quiere brotar y desplegarse. ¿Cómo hacerlo?

  

Cauces

El niño es pura necesidad; y, básicamente, necesidad de ser reconocido. Ayudar a vivir significa responder adecuadamente a esa necesidad fundamental. Y es a través de cuatro cauces como podrá llegarle al niño la respuesta que necesita:

 

 Actitudes

Junto con la atención a estos cuatro cauces, a través de los cuales llega al niño la respuesta a su necesidad de ser reconocido, los padres y madres, los educadores, necesitamos vivir una doble e inseparable actitud: cariño y firmeza. La firmeza sin cariño produce rigidez, tensión, dureza y sufrimiento inútil. El cariño sin firmeza deja al niño sin “columna vertebral psicológica”, como una “masa gelatinosa” sin resortes.

Dado que las personas tendemos a movernos según la “ley del péndulo”, a una educación autoritaria ha sucedido otra permisiva que, en algunas ocasiones, llega a extremos profundamente dañinos. Entiendo aquí por “educación permisiva” aquélla que no pone límites y que no usa el “no”. Una tal actitud provoca en el niño tres consecuencias peligrosas:

Soy consciente de que no es nada fácil conjugar ambas actitudes para vivirlas simultáneamente, pero cuanto más las vivamos, mejor servicio haremos al despliegue armonioso de la vida del niño: ser cariñosos sin dejar de ser firmes, y ser firmes sin retirar el cariño.

  

Valores

La tarea educativa requiere también estar atentos al mundo en que vivimos, para comprender cuáles son aquellos valores humanos más descuidados y, por tanto, los que más tendremos que priorizar.

En mi opinión, en lo que se refiere a los valores, padres, madres y educadores tendríamos que estar atentos a fomentar la vivencia y el desarrollo de los siguientes valores, que únicamente enumero:

 

Lo que ocurre –éste es el reto de la tarea educativa- es que únicamente podremos educar en estos valores cuando realmente lo sean para nosotros, cuando seamos los primeros en vivirlos y experimentarlos.

 

 

 

 

 

 


 

[1] Este texto fue publicado en la revista del Colegio “Mater Salvatoris”, de Lleida (enero 2008).