Semana 19 de mayo: ENSEÑANZAS DEL TAO

Habla simplemente cuando sea necesario.

Piensa lo que vas a decir, antes de abrir la boca.

Si no tienes nada bueno, verdadero y útil que decir, es mejor quedarse callado y no decir nada.

Aprende a ser como un espejo: escucha y refleja la energía. El Universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la naturaleza nos ha dado, porque el Universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones y nos envía el reflejo de nuestra propia energía, bajo la forma de las diferentes circunstancias que se presentan en nuestra vida.

Con el poder mental tranquilo y en silencio, sin darle oportunidad de imponerse con sus opiniones personales y evitando que tenga reacciones emocionales excesivas, simplemente permite una comunicación sincera y fluida.

No te des mucha importancia, y sé humilde, pues cuanto más te muestras superior, inteligente y prepotente, más te vuelves prisionero de tu propia imagen; y vives en un mundo de tensión e ilusiones.

No compitas con los demás, vuélvete como la tierra que nos nutre, que nos da lo que necesitamos.

Ayuda a los otros a percibir sus cualidades, a percibir sus virtudes, a brillar. El espíritu competitivo hace que crezca el ego y crea conflictos inevitablemente.

Ten confianza en ti mismo, preserva tu paz interna, evitando entrar en la provocación y en las trampas de los otros.

Si realmente hay algo que no sabes o no tienes la respuesta a la pregunta que te han hecho, acéptalo.

El hecho de no saber es muy incómodo para el ego, porque le gusta saber todo, siempre tener razón y siempre dar su opinión muy personal.

En realidad el ego no sabe nada, simplemente hace creer que sabe.

Evita el hecho de juzgar y de criticar; el Tao es imparcial y sin juicios, no critica a la gente, tiene una compasión infinita y no conoce la dualidad.

Cada vez que juzgas a alguien, lo único que haces es expresar tu opinión muy personal y es una pérdida de energía, es puro ruido.

Juzgar es una manera de esconder tus propias debilidades.

El sabio tolera todo y no dirá ni una palabra.

Recuerda que todo lo que te molesta de los otros es una proyección de todo lo que todavía no has resuelto de ti mismo.

Deja que cada quien resuelva sus propios problemas y concentra tu energía en tu propia vida.

Ocúpate de ti mismo, no te defiendas; cuando tratas de defenderte en realidad estás dándole demasiada importancia a las palabras de los otros y le das más fuerza a su agresión.

Si aceptas el no defenderte, estás mostrando que las opiniones de los demás no te afectan, que son simplemente opiniones y que no necesitas convencer a los demás para ser feliz.

Tu silencio interno te vuelve impasible.

Quédate en silencio, cultiva tu propio poder interno.

Respeta la vida de los demás y de todo lo que existe en el mundo.

No trates de forzar, manipular y controlar a los otros.

Conviértete en tu propio Maestro y deja a los demás ser lo que son, o lo que tienen la capacidad de ser.