Semana 15 de abril: MINDFULNESS CON NIÑOS

MINDFULNESS CON LOS NIÑOS

 Reflexiones de Eline Snel, autora de “Tranquilos y atentos como una rana”.
En El País, 27 de marzo de 2018:
http://aprendemosjuntos.elpais.com/especial/mindfulness-en-educacion-eline-snel/

En la era de la constante distracción y el estrés, el mindfulness ofrece prácticas basadas en la respiración y relajación para niños, educadores y padres con un objetivo: recuperar su capacidad de atención plena. La terapeuta y escritora holandesa Eline Snel es la referencia europea del mindfulness aplicado a la educación. De entre sus libros, destaca el bestseller publicado en veintisiete países, “Tranquilos y atentos como una rana”. En este manual, desarrolla su método, “La atención funciona”, un trabajo basado en el Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR) del Dr Jon Kabatt-Zinn en el MIT (Massachusetts Institute of Technology).

El método de Snel, conocido como “el método de la rana” por sus explicaciones sobre la atención y respiración tomando ejemplos de este anfibio, se aplica en escuelas de primaria y secundaria de países como Francia, Alemania, Singapur y también España. En su país, el Ministerio de Educación de Holanda ha decidido ofrecer esta formación también a todos los maestros que lo deseen. Sostiene Snel que aunque el mindfulness «no es una varita mágica“, introducirlo en las escuelas es beneficioso para niños y también para los profesores, una de las profesiones más exigentes del mundo, explica.

Me gustaría compartir una historia con vosotros, es de hace más de 50 años. Me rompí la pierna gravemente mientras esquiaba y tuve que ingresar en el hospital para que me operaran. Me sentí muy sola y un poco asustada, también estaba insegura por lo que iba a pasar. Mis padres estaban lejos, yo estaba sola.

Había un dibujo de Minnie Mouse enfrente de mi cama, era muy gracioso, y cuando me sentía sola lo miraba y mi estado de ánimo cambiaba. En ese momento, por primera vez, me di cuenta de que el estado de ánimo puede cambiar, como el tiempo, los sentimientos pueden cambiar. Para mí, este fue un primer paso muy importante para ser entrenadora de mindfulness y enseñárselo a los niños durante el resto de mi vida.

Dentro de cada persona hay un sentimiento, parecido al hambre o la sed, que sirve para encontrar una manera de afrontar los sentimientos, las preocupaciones, ese tipo de cosas. Y esos obstáculos internos impiden el proceso de aprendizaje. Esta es una de las cosas que utilizo en clase. Cuando estamos muy nerviosos y muy confundidos, nuestra mente se parece a esto y nos impide ver las cosas con claridad. Tenemos que esperar hasta que toda la purpurina haya caído y, ¿qué pasa? Todo se aclara y te permite tomar otras decisiones.

Y así no puedes ver nada. No sabes qué hacer, ni cómo reaccionar, no sabes si estás cometiendo errores. Estás en una especie de estado de pánico. Los niños entienden inmediatamente esto y que pueden esperar hasta que todo se asiente, para continuar haciendo un examen o empezar a hacer un ejercicio de matemáticas. Parar durante un minuto te da el espacio necesario para no reaccionar de una manera completamente automática y pensar sobre si quieres hacer esto, eso o aquello. Te da la oportunidad de elegir cómo reaccionar.

El mindfulness no es como una varita mágica que puedas apuntar hacia un lugar y hacer que todo vaya bien, pero te enseña a surfear las olas. Te enseña a relajar la mente antes de afrontar situaciones difíciles para que seas consciente de lo que haces mientras lo estás haciendo. Para que seas consciente de lo que piensas y sientes mientras estás pensándolo o sintiéndolo. Es algo que puede hacer todo el mundo, no está relacionado con las expectativas o situaciones inalcanzables, sino con algo que está dentro de nosotros mismos. Pero perdemos este talento por el estilo de vida tan rápido que tenemos. En este sentido puede ser muy importante, tanto para niños como para adultos.

Los niños pueden preocuparse por muchas cosas diferentes: asuntos familiares, amigos… Pero también antes de un examen o una exposición, cuando tienen que hacerla en el colegio. O antes de tocar algo de música, por ejemplo, o hacer una actuación. Es muy útil reunir todas las preocupaciones en un mismo lugar donde podamos prestarles atención, y la respiración nos ayuda a ello. Cuando los niños aprenden a ser conscientes de estos pensamientos a los que quieren reaccionar de manera inmediata, también pueden aprender a parar. Parar para pensar y dejar de actuar impulsivamente, parar de hablar con alguien que está a su lado o detrás.

Lo que les enseñamos es que todos tenemos algo en común con las ranas. ¿Puedo preguntarte una cosa? ¿Qué ves cuando miras a una rana? ¿Puedes ver cómo respira cuando la miras? Puedes ver cómo le sube y le baja la barriga. Los niños identifican rápidamente lo que tienen en común con una rana, pueden ver este movimiento, ven que la rana se sienta y no se mueve aunque no está en trance sino que está muy alerta de lo que pasa alrededor, porque cuando se acerca una mosca, la rana la atrapa.

Lo que los niños aprenden con la respiración, es que cuando le prestas atención a la respiración, al movimiento que haces al respirar, no puedes pensar y preocuparte a la vez. Es imposible. Nuestro cerebro no está hecho para prestar atención a dos cosas a la vez. Cuando aprenden a prestarle atención a la respiración, aunque las preocupaciones no se vayan y la situación no cambie, se dan cuenta de que no tienen que prestarle atención a esas preocupaciones todo el rato. Cuando los niños con TDAH se acostumbran a prestarle atención a sus pensamientos, a sus sentimientos y a las sensaciones de su cuerpo, cuando aprenden que no tienen que reaccionar, igual que la rana, no tienen que reaccionar a todo, algunos niños se sienten menos inseguros.

La mayoría de los niños serán capaces de gestionar emociones fuertes y reconocerlas y de no dejarse llevar por ellas. Y, personalmente, lo que creo que es más importante, es que son más comprensivos consigo mismos y con otros niños.

Hay escuelas en Holanda en las que cada día, cada niño practica el mindfulness durante 10 minutos, lo hacen más de 750 niños cada día. Y esto ha conseguido que ya no haya ningún programa contra el acoso en las escuelas, los niños ya no se acosan. Introducir el mindfulness en el programa educativo, en las escuelas, también es beneficioso para los profesores.

Se preocupan más por su bienestar, en este trabajo que es tan exigente, es uno de los más exigentes del mundo, en mi opinión. Es que ellos también deben hacer un curso de mindfulness. Si no entendemos el mindfulness, no podemos enseñarlo, no es un consejo, no son consejos ni trucos de educación.

Tienes que sentirlo, los niños deben sentir que los profesores también lo aplican. Cuando lo sientes, cuando sientes cómo te beneficia, puedes enseñárselo a los niños.

Cuando un profesor está presente, en cada momento, con cada pregunta o actividad, los niños se involucrarán más, son un reflejo del profesor. Estar presente es algo esencial en el mindfulness, y cuando un profesor está presente, los alumnos también lo estarán. Cuando te entrenas como profesor de mindfulness, con el método de la rana, por ejemplo, te entrenas para enseñarle a toda la clase lo que has experimentado antes, por ejemplo, a cuidar de ti mismo, a cuidar de tu mundo interior.

Tu mundo de pensamientos, de sentimientos, el de las señales… Y cuando eres capaz de aceptar tu mundo interior, de conocer tu mundo interior un poco mejor, tendrás mucho más éxito en el mundo exterior. Y cuando los directores de las escuelas vean y sientan, se den cuenta de que es necesario que los niños aprendan estas habilidades desde pequeños para que sean capaces de enfrentarse al estrés, para enfrentarse a las adversidades y contra los malos momentos de su vida, para que no se hundan sino floten de una manera natural.

Bueno, entonces… Sin ninguna duda, todos los niños lo necesitan. Es muy importante aceptar que hay sufrimiento, y podemos decirnos a nosotros mismos: “Esto es muy difícil, se me hace muy difícil vivir con esto”.

El mindfulness no es la panacea para todo, y no es una varita mágica con la que podamos resolver todos los problemas de las escuelas, pero una de las lecciones de este entrenamiento en mindfulness, una parte muy grande se basa en la autocompasión y la compasión. La autocompasión se basa en darte un respiro, y no ser siempre aquél que puede manejar la situación. No necesitas ser fuerte siempre.

De hecho, ser vulnerable es una señal de fortaleza. Está bien sentirse triste, no pasa nada por estar asustado o por sentir cualquier otro sentimiento. A veces no podemos cambiar la situación, pero podemos cambiar nuestra perspectiva.

Muchos niños se sienten inseguros, creen que no son suficientemente buenos, suficientemente delgados o inteligentes, lo bastante maduros o lo bastante graciosos. Y con el mindfulness comprenden poco a poco que son suficientemente buenos.

Y quizás, lo último que me gustaría decirle a cualquiera que trabaja en una escuela o a los padres que están en casa, es que no tiene por qué costar mucho tiempo conseguir ser conscientes: cuando subes unas escaleras, estás subiendo unas escaleras; si tienes a tu hijo en brazos, no prestes atención a otra cosa. Se trata de hacer una cosa cada vez y disfrutar de la vida porque hay muchas cosas de las que disfrutar, aunque también ocurren cosas que no son buenas, la vida es un conjunto de ambas.